Ni en las peores pesadillas pudo imaginarse que semejante hecatombe tuviera como lúgubre escenario las aguas de Canarias, convertidas en una suerte de fosa común en la que el año que ahora termina registra, a 15 de diciembre, una media infernal por el fallecimiento de una persona ahogada cada hora rumbo al Archipiélago. Que dichas personas sean, además, desheredados de la fortuna en busca de un futuro que se les niega en sus países de origen, asolados por la miseria y/o la guerra, no deja de ser una circunstancia que añade aún más pesar ante tan luctuoso balance de este 2024 para olvidar.
Aun así, que determinadas organizaciones políticas de ultraderecha siembren el racismo y el rechazo a estas víctimas para utilizarlo en sus pugnas partidistas se antoja aún más vergonzante y no deja de multiplicar las terribles consecuencias de esta catástrofe humanitaria.
Las cifras de 2024, recopilados por una ONG con el valor añadido de trabajar en origen como es Caminando Fronteras, no pueden resultar más espeluznantes: un total de 9.757 personas murieron en la ruta atlántica tratando de alcanzar Canarias en pateras o cayucos durante 2024, lo que supone una media de 28 muertes al día en el que se ha convertido en el año más mortífero hasta la fecha, batiendo el récord de 2023, cuando perecieron 6.007 migrantes.
Son las cifras del balance anual que elabora Caminando Fronteras con su informe “Monitoreo Derecho a la Vida” y que suponen un aumento del 62,4% frente a los registros del año pasado y, en concreto, una media de una muerte en esta parte del Atlántico Norte cada 51 minutos.
Del total de fallecidos en toda España, nueve de cada diez perdieron la vida en la ruta hasta el Archipiélago, mientras que 517 lo hicieron en la ruta argelina hacia Baleares, 110 en la del estrecho y 73, en la de mar de Alborán. Estos números demuestran a las claras la tremenda eficacia lograda por el llamado Blindaje del Estrecho, fechado en agosto de 2019 y cuya principal consecuencia ha sido el desvío de la inmensa mayoría de la migración por mar desde el continente africano hacia el europeo haciendo escala en Canarias lo que, dada la enorme mortalidad que siempre ha caracterizado a la ruta atlántica (como reconocen las propias Naciones Unidas) ha contribuido sin lugar a dudas a que la pérdida de vidas humanas sea mucho mayor que entonces.
Como recopila Efe atendiendo a zonas territoriales, los cayucos con mayor incidencia mortal fueron los que salieron de la zona de la costa mauritana, desde donde partieron 6.829 de los migrantes fallecidos rumbo a Canarias. 2.197 murieron tras salir desde Senegal-Gambia y 801 tras embarcarse desde el área costera comprendida entre Agadir (Marruecos) y Dajla (Sahara Occidental).
1.538 niñas y niños muertos
Un total de 1.538 niñas y niños han fallecido en su intento de alcanzar las costas españolas en embarcaciones precarias, mientras que en el caso de las mujeres esa cifra se eleva a 421.
Por meses, los más mortíferos de este terrible 2024 fueron abril y mayo, cuando se concentró casi el 23% del total de las víctimas de esta hecatombe.
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