Por Anton Shekhovtsov.| Cómo puede Ucrania asegurarse la victoria cuando, admitámoslo, está perdiendo actualmente la guerra de desgaste? Para responder a esto, primero debemos examinar los dos objetivos marcadamente diferentes que impulsan tanto a Rusia como a Ucrania. El objetivo último de Moscú en su guerra contra Ucrania fue declarado por Putin ya en abril de 2008 en la cumbre de la OTAN en Bucarest: la erradicación de Ucrania como Estado y nación independientes.
El Kremlin prevé lograr la primera parte de su objetivo desmantelando Ucrania, anexionando la mayor parte a Rusia y dejando los restos apenas funcionales a los países europeos vecinos con lazos históricos con esas regiones. A Polonia se le ofrecerían las regiones de Lviv, Ivano-Frankivsk y Volyn. A Hungría, Transcarpatia. Y a Rumanía, Bucovina y el sur de Besarabia. De hecho, funcionarios rusos ya han hecho algunas de estas ofertas. A su vez, la nación ucraniana se enfrentará a la destrucción bajo la dominación rusa a través de expulsiones masivas, limpieza étnica y rusificación brutal de aquellos ucranianos que decidan permanecer bajo la ocupación. Los ucranianos de Polonia, Hungría, Rumanía y otros países occidentales serían asimilados, quedando dispersos como minorías étnicas apátridas.
El objetivo último de Ucrania es restablecer la frontera entre Rusia y Ucrania a la situación anterior a la anexión de Crimea en 2014, obligar a Rusia a retirar sus fuerzas militares de todo el territorio ucraniano y a cesar las hostilidades, enjuiciar los crímenes de guerra rusos a través de un tribunal internacional especial y adquirir la condición de miembro de pleno derecho tanto de la UE como de la OTAN.
Rusia y Ucrania tienen visiones fundamentalmente antitéticas sobre cómo debería terminar la guerra, pero ninguna de las dos visiones es totalmente realista a corto o medio plazo, salvo en escenarios catastróficos. Un resultado más probable de la guerra se encuentra entre estos extremos. Pero si ninguno de los dos Estados puede alcanzar sus objetivos principales, ¿cómo, entonces, se puede definir la victoria de Ucrania y la derrota de Rusia?
La definición más sencilla es ésta: una Ucrania fuertemente armada, plenamente integrada en la UE y asegurada por férreas garantías de varios Estados miembros de la OTAN. Esta Ucrania no recuperará el control de los territorios que ha perdido desde 2014 en un futuro previsible. Y no se convertiría en miembro de pleno derecho de la OTAN hasta dentro de muchos años.