en la frontera

Dignidad y tecnología

En la actualidad, estamos instalados, más o menos, bajo el dominio y la dictadura de una concreta forma de razón instrumental, la tecnología, que blandida por las nuevas tecnoestructuras aspira, ahora a través del metaverso, a reducir la dignidad humana y los derechos fundamentales de ella derivados en terminales de su imperio. Por eso urge recuperar, de nuevo, la centralidad de la dignidad humana a partir de una concepción solidaria de la libertad, de un nuevo empeño por impregnar las nuevas realidades de humanismo solidario. La tarea es titánica porque el poderío del sueño virtual ha calado en la mayoría social, incapaz e impotente de asumir el pensamiento crítico y una aspiración cívica a recuperar el sentido de los valores genuinamente humanos, aquellos que surgen de la dignidad humana, de una dignidad que se levanta omnipotente, soberana y todopoderosa frente a los embates del poder, cualquiera que sea su naturaleza, por eliminarla o, peor, por ignorarla.

En todo caso, la dignidad humana, principio y fin del Estado, centro y raíz de la vida social, debiera conducir, por encima de todo, al más absoluto y enérgico rechazo al uso del ser humano como simple medio para los fines de cualquier organización pública o privada. Algo que en “maravilloso” y fascinante” mundo de la tecnología acontece con bastante frecuencia. Tanto cuanta más light y frívolo es el compromiso real con los derechos humanos, sobre todo de los más desprotegidos.

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