Nada de confiarse por mucho que, felizmente, las consecuencias en Canarias del apagón ocurrido en la Península no se tradujera que daños personales o materiales de gravedad en el Archipiélago. Así lo dejo claro ayer el Gobierno regional isleño, al anunciar que la declaración de emergencia declarada el pasado lunes en esta comunidad autónoma seguirá vigente, al menos, hasta que se asegure “al 100%” que no se repetirá el fallo en las telecomunicaciones, que en la tarde-noche de dicha jornada impidió a la ciudadanía contactar con la sala operativa del Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes) 1-1-2 durante, aproximadamente, tres horas.
Aunque dicha circunstancia no se tradujo, hay que insistir en ello, en consecuencias negativas para los isleños por la referida ausencia de sucesos relevantes, la excepcionalidad de tal interrupción en las comunicaciones con el 1-1-2, un hecho que jamás había pasado en Canarias y, al parecer, en ninguna otra región, motiva que el Ejecutivo regional opte por extremar las precauciones, por mucho que el retorno a la normalidad haya sido tan rápido que ayer mismo se anunció el pleno restablecimiento del suministro eléctrico en el país.
El único precedente parecido tuvo lugar con la riada de 2002 en Santa Cruz de Tenerife, cuando la sala de esta provincia quedó inutilizada pero, al desviarse las llamadas a la de Las Palmas, mantuvo la operatividad del Cecoes en todo momento.
Fue el consejero de Emergencias del Gobierno de Canarias, Manuel Miranda, quien anunció ayer que la declaración de emergencia sigue activa tras una reunión del Comité Asesor del Plan Territorial de Emergencia de Protección Civil de la Comunidad Autónoma de Canarias (Plateca).
El consejero comentó que ayer se habían producido algunos “picos” por exceso de consumo, a la par que asumió que la Península, y en parte Canarias, vivieron una situación “excepcional, rara y difícil” que tuvo su punto álgido en la caída de las comunicaciones en el Archipiélago, registrada entre las ocho y media de la tarde y las once y media de la noche, aproximadamente.
Miranda detalló que, durante ese periodo de tiempo, la coordinación entre los servicios de emergencias y los centros públicos se mantuvo, pero fallaron las comunicaciones de los ciudadanos, que no podían acceder al 1-1-2.
“Es grave y nos generó mucha ansiedad”, reconoció a su vez Moisés Sánchez, director del Cecoes 1-1-2, quien calculó que, comparado con las llamadas del lunes anterior, se dejaron de recibir unas 500, de las que unas 80 podrían obedecer a incidencias.
El consejero destacó que ayer todo funcionaba con normalidad, si bien recordó que un centenar de personas pasaron la noche en el aeropuerto Tenerife Norte por la cancelación de vuelos. Eso sí, fue muy claro al señalar que aún “pueden peligrar las comunicaciones”, tras la reunión mantenida con las tres grandes operadoras de telefonía móvil, dado que hay interconexión con la Península. Con posterioridad, las operadoras anunciaron que habían recuperado plenamente la normalidad, si bien se ha dado orden a las compañías de que prioricen las llamadas al 1-1-2.