tribuna

La procesión va por dentro

A menos de 15 días de la encuesta de Tezanos sobre el apagón, el PP se ha recuperado de manera espectacular. Lo que quiere decir que, si hacemos la reconversión de los números imaginarios del CIS a números reales, estaremos ante un crecimiento bastante señalado. Esto en sí mismo no quiere decir nada, pero es indicativo de algunas cuestiones. Hay un deterioro por la acción de gobierno, pero, según parece, no es debido a las maravillosas cifras económicas que le otorgan los organismos internacionales, sino a una sensación de aislamiento y soledad que se nota en las relaciones con el exterior y en el aumento del descrédito en el interior. Razón tiene Feijóo en prepararse para un adelanto electoral, a pesar de que en el Parlamento hagan chascarrillos con su cónclave. Tezanos acusa esta situación aunque mantiene su discrepancia con el resto de organismos de Metroscopia.

A esto no ayuda la filtración de mensajes que denotan la descalificación y desconfianza del presidente a algunos de sus compañeros, cuestión que no es demasiado relevante, aunque añade algunos gramos a una situación ya de por sí bastante crítica. No está el ambiente para hacer chistes, a pesar de que las redes se llenen de memes. Por menos de esto, el presidente se retiró cinco días a meditar al desierto. Después volvió y convocó un Congreso de su partido donde fue aclamado en olor de multitud. A partir de entonces las cosas han ido a peor, y se barrunta que a medida que avanza la legislatura lo harán más. Alguien debería pensar en poner freno a esta crónica de una muerte anunciada. Lo digo porque considero que el PSOE es una pieza fundamental en nuestro sistema democrático, y no nos podemos permitir que su caída signifique algo más que un fracaso electoral, soslayable en todo caso.
El problema reside tanto dentro como fuera, porque cada vez que se hace alusión a la gran coalición como solución europea más nos alejamos de los beneficios de la realpolitik. Hoy publica La Vanguardia un artículo de Lluis Foix, titulado “Pedro Sánchez y Europa”, donde se habla de estos asuntos. Ya es un secreto a voces que las cosas no van bien. Todo el mundo lo sabe, aunque un coro de aduladores diga cada día lo contrario. El muro no funciona ni funcionará, y poco favor se le hace al fortalecimiento de la UE si nos seguimos empeñando en la misma estrategia. Afortunadamente el relato está cambiando. El mundo es otro después de Trump y de Putin, y más aún desde la llegada de un nuevo papa que trae la palabra paz, puentes y diálogo debajo del brazo. Mientras tanto nosotros a lo nuestro, aunque se nota que los que se levantan a aplaudir en el Congreso llevan la procesión por dentro.

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