La Laguna, única ciudad Patrimonio Mundial de Canarias, se convirtió ayer en sede del patrimonio cultural de los tinerfeños y tinerfeñas. Sus calles, con más de cinco siglos de historia, reunieron en la tarde del sábado a centenares de personas de toda la Isla en torno al desfile del VII Encuentro de Libreas de Tenerife, una unión de complejas y diversas manifestaciones culturales que mantienen el legado de generaciones marcadas por batallas lejanas, ataques piráticos o la plegaria por las cosechas.
Durante unas horas, vecinos y visitantes pudieron disfrutar de la creatividad y la dedicación de quienes mantienen vivas estas representaciones en los pueblos del Norte y el Noroeste de la Isla como exaltación de su herencia cultural.
Unas evocaron la Batalla de Lepanto de 1571 y emplearon milicias, como las de Valle de Guerra o Taganana, mientras que otras presentaron figuras de diablos que bailan al ritmo del tajaraste, unas recreaciones vinculadas al agradecimiento a los santos patronos por las buenas cosechas o por librarlos de ataques de los piratas.
El desfile unió las plazas de Hermano Ramón y El Cristo, a través de la calle Viana, y finalizó con una explicación y breve representación de las libreas de Valle de Guerra, El Tanque, Taganana, El Palmar, así como la del Lugar de Buenavista y la de los Diablos de las Angustias, de Icod de Los Vinos.
La iniciativa, organizada por la Federación Cultural Libreas de Tenerife, contó con la colaboración de las Concejalías de Patrimonio Cultural y de Fiestas del Ayuntamiento de La Laguna, la Fundación Canaria Tamaimos y la Escuela de Arte y Superior de Diseño Fernando Estévez.
Hemeroteca
Publicidad
Esquelas