Suele decirse con frecuencia que la historia corre siempre con muchas prisas. Lo acepto hoy al convencerme de que han transcurrido ya 43 años desde que fue realidad la construcción de nuestro túnel de Las Aguas, que ha valido como defensor continuo de personas y automóviles, antes tan amenazados por caídas constantes de grandes piedras, desprendidas frecuentemente desde gran altura.
Recuerdo el día en que tal inauguración se hizo realidad. Cortaron la cinta inaugural el gobernador civil, Jesús Javier Rebollo, y el vicepresidente del Cabildo, Francisco García del Rey, en medio de la general satisfacción de propios y extraños. Como detalle significativo diremos que resultó lleno de emoción el amplio telegrama que dirigió a nuestro Ayuntamiento el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, a quien se le había pedido que la construcción de tan importante obra fuera una realidad cuanto antes. Y el túnel llegó, pese a tantos y tantos obstáculos, poco tiempo después de haberle sido solicitado a tan grato personaje.
En la etapa de construcción se emplearon, nada menos que diez meses de trabajos continuos y se invirtieron nada menos que 170 millones de pesetas. La obra tiene una extensión de 800 metros de recorrido, con 105 ojos que nos permiten, no solo la buena visibilidad, sino la contemplación del paisaje desde el interior.
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