La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha condenado a 35 años de prisión a un hombre de 54 años por los abusos sexuales que durante años sufrieron dos de sus hijas, nacidas de dos relaciones diferentes, y una sobrina, las tres menores de edad.
La Fiscalía había pedido 42 años de cárcel para este hombre, sin antecedentes penales y que pudo haber abusado de dos hermanas suyas cuando éstas eran menores de edad, así como de una sobrina, pero estos episodios se consideran prescritos.
A una de sus hijas, cuando comenzó a mostrarse renuente a seguir manteniendo relaciones sexuales, le suministró benzodiazepinas, con efectos hipnóticos, y que disolvía en la bebida sin su conocimiento, para conseguir su propósito.
Ésta era la mayor de los dos hijos que tuvo fruto de una segunda relación.
Al parecer a esta niña la sometía a tocamientos de naturaleza sexual y penetraciones digitales y vaginales “prácticamente todos los fines de semana y los miércoles” de las visitas acordadas judicialmente en el proceso de separación de su madre.
Los abusos los cometía en su coche o en una oficina que el procesado tenía en la parte alta de la actual vivienda familiar, que por entonces estaba deshabitada y en obras, en el municipio tinerfeño de La Victoria de Acentejo.
Allí le hacía ver con frecuencia a su hija vídeos de contenido pornográfico y le pedía que se comportara como los personajes femeninos de los vídeos, porque eso “le gustaba mucho”.
En todas las ocasiones le decía a la niña que era un secreto entre ellos, que no podía contar a nadie, especialmente a su madre, y que era “algo normal que tenía que aprender”, y que era “lo que hacían las personas que se querían”, señala el escrito de Fiscalía.
La misma pauta siguió con la hija mayor fruto de su segunda relación, a la que sometió “desde muy pequeña”, con relaciones sexuales completas y continuadas.
En este caso, el escenario de los abusos fueron tanto la citada oficina como en el domicilio familiar, bien en el dormitorio matrimonial o en la habitación de la niña.
Eso, cuando no se tropezaba con ella en otras estancias de la casa, o cuando ésta dormía, para hacerle tocamientos, y el ahora condenado trató varias veces de que la menor le masturbara, pero la niña no accedía, y cuando empezó a mostrarse reacia a mantener relaciones sexuales comenzó a sedarla para anular su voluntad y resistencia.
Además de a sus dos hijas, el condenado abusó de la hija de un primo suyo que pasó la noche en el domicilio familiar, y ésta menor, como consecuencia de los hechos, presenta sintomatología ansiosa y depresiva y autoestima baja.
En el caso de sus hijas, no presentan aparentes secuelas, si bien no se descarta, especialmente en el caso de una de ellas, que se desarrollen en el futuro.
Como autor de un delito continuado de abuso sexual contra una de sus hijas ha sido condenado a 12 años y 6 meses de prisión, con la accesoria de inhabilitación absoluta y el pago de las costas del juicio, y tiene prohibido acercarse a menos de 500 metros de la joven por un tiempo superior en diez años al de la pena, así como a indemnizar a la víctima con 60.000 euros.
Y como autor de un delito continuado de abuso sexual sobre menores y abuso sexual ha sido condenado a 15 años de prisión, con la accesoria de inhabilitación absoluta y el pago de las costas del juicio, además de inhabilitación especial para cualquier oficio o profesión, y a aproximarse de menos de 500 metros, además de indemnizar con 60.000 euros a la otra hija.
Como autor de un delito de abuso sexual sobre menor de 13 años ha sido condenado a 8 años de prisión, con accesoria de inhabilitación absoluta, prohibición de acercarse a menos de 500 metros, e indemnizar a la víctima con 10.000 euros.