China en su auge de la energía nuclear, se ha propuesto superar a Francia y a Estados Unidos en la capacidad de generación de energía nuclear, un objetivo ambicioso que ha llevado al gigante asiático a invertir de manera agresiva en esta fuente energética. Para lograr esta meta, el país ha decidido pagar más de diez veces el coste habitual de cada reactor nuclear con el fin de tener once nuevas instalaciones operativas para el año 2030.
Esta estrategia, que implica un desembolso de más de 30.000 millones de dólares, subraya el compromiso de China con la energía nuclear como parte de su plan para convertirse en líder mundial en este sector.
Durante las últimas décadas, China ha emergido como una de las mayores potencias económicas, industriales y militares del planeta, un ascenso que ha tenido un impacto directo en su demanda de energía, la cual ha crecido a un ritmo vertiginoso.
A pesar de este aumento en el consumo, el país ha conseguido situarse a la cabeza en el desarrollo de energías renovables, lo que ha incluido una fuerte apuesta por la energía nuclear. De hecho, China es actualmente el mayor inversor mundial en la fusión nuclear, y está cada vez más cerca de conseguir avances significativos en esta tecnología, considerada por muchos como el “santo grial” de la energía.
Sin embargo, la realidad es que, a pesar de sus avances en energía renovable, China enfrenta grandes desafíos para satisfacer su creciente demanda energética solo con fuentes limpias. A día de hoy, el carbón sigue siendo la principal fuente de energía del país, representando una parte significativa de su pool eléctrico.
Esto ha llevado al gobierno chino a tomar medidas contundentes para descarbonizar su economía, entre las que destaca una inversión de más de 30.000 millones de dólares en la construcción de 11 nuevos reactores nucleares, en un esfuerzo por duplicar su capacidad de energía nuclear para el año 2035.
China colapsará la energía nuclear mundial con una inversión de más de 30.000 millones de dólares para 11 nuevos reactores
El gobierno chino ha dado luz verde a estos nuevos proyectos nucleares con el fin de reducir su dependencia del carbón, una fuente de energía que, aunque barata y abundante, contribuye de manera significativa a las emisiones de carbono del país. De los más de 30.000 millones de dólares destinados a estos proyectos, menos de 9.000 millones corresponden al coste de los once reactores en sí, lo que demuestra que China está dispuesta a invertir significativamente en su futuro energético, aunque el coste sea elevado.
En la actualidad, la mayor parte de la electricidad de China proviene de plantas de carbón, mientras que la energía hidroeléctrica ocupa el segundo lugar en el mix energético del país. La energía nuclear, por su parte, representa solo un 5% de la producción total de electricidad, quedando por detrás incluso de otras fuentes renovables como la eólica o la solar. No obstante, el objetivo del gobierno es duplicar esta cifra y alcanzar un 10% de capacidad nuclear para el año 2035, como parte de un plan más amplio para lograr la descarbonización total del país hacia 2060.
Para ello, China ha iniciado la construcción simultánea de once nuevos reactores nucleares, que se sumarán a los 56 que ya están operativos en todo el territorio.
Esta expansión de la capacidad de energía nuclear no solo permitirá al país avanzar hacia sus metas de descarbonización, sino que también contribuirá a diversificar su mix energético, reduciendo su dependencia de los combustibles fósiles. Los nuevos proyectos nucleares aprobados por el gobierno no solo incrementarán la capacidad de generación de energía nuclear, sino que también impulsarán el desarrollo de tecnologías más eficientes en este sector.
De los once reactores previstos, seis están a cargo de la empresa estatal China General Nuclear Power Group (CGN) y se espera que sean del tipo Hualong One, una tecnología de tercera generación desarrollada localmente.
Otros dos reactores están siendo construidos por State Power Investment Corporation (SPIC), mientras que China National Nuclear Corporation (CNNC) se encargará de los tres restantes. Uno de estos últimos será un generador de cuarta generación, capaz de proporcionar no solo electricidad, sino también calefacción libre de emisiones, lo que representa un paso significativo hacia la sostenibilidad energética.
La diversificación de su matriz energética es una de las claves del éxito de China en su camino hacia la descarbonización. A pesar de que el carbón sigue jugando un papel predominante, el país ha realizado importantes avances en energía solar y eólica, lo que ha permitido que la capacidad de energía solar instalada sea actualmente 16 veces mayor que la de las plantas de carbón.
Esta diversificación se ha convertido en una necesidad urgente, especialmente considerando que China ha fijado 2026 como el año en que se espera el agotamiento de sus minas de carbón. En este contexto, la energía nuclear emerge como una alternativa viable y necesaria para mantener la estabilidad y la seguridad del suministro energético.
La expansión de la energía nuclear en China también tiene implicaciones geopolíticas. Con estos nuevos proyectos, el país no solo busca satisfacer su creciente demanda interna, sino que también pretende posicionarse como un líder global en el mercado de la energía nuclear, desarrollando y exportando tecnología nuclear China que avanzada a otros países.
De este modo, China podría establecer un nuevo monopolio en el sector energético, similar al que ya ostenta en la fabricación de baterías para coches eléctricos y la extracción de tierras raras.