El misterioso y árido paisaje de Marte podría encontrar un soplo de vida gracias a un pequeño habitante de nuestro propio planeta, una bacteria capaz de transformar el ambiente marciano. Esta bacteria, conocida como Chroococcidiopsis cubana, se caracteriza por sobrevivir en los desiertos terrestres, absorbiendo dióxido de carbono y liberando oxígeno gracias a la luz solar. Es un descubrimiento que podría ser clave en la búsqueda de soluciones para establecer hábitats humanos en el planeta rojo.
Las bacterias que habitan en el desierto y que se alimentan de la luz solar, absorben dióxido de carbono y emiten oxígeno podrían incorporarse a la pintura que complementa el aire en un hábitat en Marte.
«Con el aumento de los gases de efecto invernadero, en particular el CO 2 , en la atmósfera y la preocupación por la escasez de agua debido al aumento de las temperaturas globales, necesitamos materiales innovadores, respetuosos con el medio ambiente y sostenibles», afirma la bacterióloga Suzie Hingley-Wilson de la Universidad de Surrey.
Este organismo diminuto pero resistente ha sido la inspiración para los científicos, que han desarrollado un biorecubrimiento que, al aplicarlo como si de una pintura se tratara, podría generar oxígeno mientras reduce los niveles de CO2. Este avance, liderado por la microbióloga Simone Krings de la Universidad de Surrey, Reino Unido, se postula no solo como una solución para futuros viajes interplanetarios, sino también para enfrentar desafíos ambientales aquí en la Tierra, dada la creciente preocupación por el aumento de los gases de efecto invernadero y la escasez de agua.
Crear oxígeno en Marte con bacterias
Chroococcidiopsis, una bacteria resiliente, ha demostrado su capacidad para sobrevivir en condiciones extremas, como la oscuridad de cuevas profundas y en el subsuelo oceánico. Su capacidad para realizar fotosíntesis en condiciones de luz baja es un mecanismo de supervivencia que le ha permitido prosperar en entornos hostiles. Esta cianobacteria tiene la habilidad de metabolizar el CO2, transformándolo en compuestos orgánicos y liberando oxígeno en el proceso.
El desafío para el equipo de Krings fue crear un revestimiento que pudiera albergar a esta bacteria de forma segura y efectiva y que pueda sobrevivir siendo la primera forma de vida en Marte. Tras experimentar, lograron combinar látex con nanoarcilla para encapsular a la bacteria sin dañarla, dando lugar a un recubrimiento robusto y poroso. Después de 30 días de observación, descubrieron que este revestimiento, al que denominaron «Green Living Paint», liberaba oxígeno de manera constante y absorbía dióxido de carbono.
Aunque la producción de oxígeno de esta pintura podría no ser suficiente para sustentar un hábitat en Marte por sí sola, representa un paso significativo hacia la búsqueda de soluciones para la colonización del planeta rojo. Disminuir la cantidad de oxígeno que se requiere transportar a Marte es esencial para la viabilidad de misiones espaciales a largo plazo.
«Los biorrecubrimientos, o ‘pinturas vivas’, mecánicamente robustos y listos para usar, podrían ayudar a enfrentar estos desafíos al reducir el consumo de agua en procesos típicamente intensivos en biorreactores». afirma la bacterióloga Suzie Hingley-Wilson de la Universidad de Surrey.
Vivir en Marte sería posible según la ciencia
Krings señala la resistencia única de la Chroococcidiopsis, especialmente su capacidad para resistir altos niveles de radiación ultravioleta y condiciones extremas, lo que la coloca como candidata potencial para proyectos de colonización en Marte.
Sin duda, la adaptabilidad y resistencia de la vida en nuestro propio planeta sigue sorprendiéndonos y mostrando que incluso en los entornos más inhóspitos, la naturaleza encuentra un camino. Con el ingenio humano y los avances científicos, combinados con el poder de la naturaleza, el sueño de un hábitat humano sostenible en otro planeta podría estar un paso más cerca de convertirse en realidad.