En estos momentos, un cohete está dando órbitas a la Tierra a altas velocidades, completando una vuelta en apenas 90 minutos; pero es una órbita descontrolada, no planeada y sin final feliz.
La misión del Long March 5B empezó con éxito el pasado 29 de abril: fue el responsable de poner en órbita el primer módulo de la futura estación espacial china, con la que el país asiático quiere servir como alternativa a la Estación Espacial Internacional.
Cuando alcanzó la altura correcta, el módulo se separó de la etapa principal del cohete y entró en su órbita adecuada; pero fue entonces cuando empezaron los problemas. El cohete se pasó de largo, alcanzando la velocidad y la altura necesaria para también entrar en órbita, pese a que el plan inicial era que cayese a la Tierra de manera controlada, como todos los cohetes (excepto el Falcon 9 de SpaceX).
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