El Telescopio Espacial James Webb ha logrado una de sus observaciones más espectaculares hasta la fecha: ocho galaxias distantes que aparecen estiradas, curvadas o incluso transformadas en anillos de luz perfecta. Estas imágenes, obtenidas a través del programa COSMOS-Web, muestran un fenómeno conocido como lente gravitacional, una de las manifestaciones más sorprendentes de la física de Einstein.
Lejos de ser una ilusión óptica, las formas extrañas de estas galaxias son consecuencia de la curvatura del espacio provocada por la masa de otras galaxias o cúmulos intermedios. Este fenómeno convierte al cosmos en una especie de “lupa cósmica”, que amplifica y distorsiona la luz de objetos situados a miles de millones de años luz de distancia.
Según explican los científicos del proyecto, el James Webb dedicó 255 horas de observación a un solo campo del cielo, donde analizó más de 42.000 galaxias. El resultado fue la detección de más de 400 posibles ejemplos de anillos de Einstein, aunque solo ocho de ellos presentan una forma completa y casi perfecta.
Un efecto cósmico predicho por Einstein
Para entender lo que captó el James Webb, hay que remontarse a una de las ideas más revolucionarias de la física moderna. En su teoría general de la relatividad, Albert Einstein explicó que la gravedad no actúa como una fuerza convencional, sino que deforma el espacio y el tiempo.
Imagine el universo como un tejido elástico. Si se coloca un objeto masivo —como una galaxia o un agujero negro— sobre ese tejido, su peso lo curva. Cuando la luz de una galaxia aún más lejana pasa por ese espacio deformado, su trayectoria se dobla, como si atravesara una lente. Si la alineación entre la galaxia emisora, el objeto masivo y el observador es perfecta, la luz se curva en un círculo brillante conocido como anillo de Einstein.
En la mayoría de los casos, la alineación no es total y la luz se distorsiona formando arcos o segmentos curvos. Pero cuando ocurre la configuración ideal, se obtiene una joya cósmica: un círculo luminoso que encierra la imagen magnificada de una galaxia remota, visible tal como era hace miles de millones de años.
El James Webb, una ventana al pasado cósmico
Entre las ocho imágenes seleccionadas por los científicos destaca la galaxia COSJ100024+015334, que aparece como un anillo completo y luminoso. Esta formación muestra cómo era el universo apenas mil millones de años después del Big Bang, cuando las primeras galaxias empezaban a tomar forma.
El James Webb ha superado incluso las observaciones del legendario telescopio Hubble. Gracias a su capacidad infrarroja y a su enorme sensibilidad, puede penetrar las nubes de polvo cósmico y detectar galaxias que antes eran invisibles. Algunas de las estructuras observadas por el Webb ya habían sido registradas, pero otras son descubrimientos completamente nuevos, incluyendo sistemas enrojecidos por la distancia y la dispersión del polvo interestelar.

Los científicos afirman que estos anillos gravitacionales no solo son hermosos, sino que también son una herramienta de investigación fundamental. La distorsión de la luz permite medir con precisión la masa de las galaxias, incluyendo la presencia de materia oscura, que no emite ni refleja luz pero ejerce una poderosa influencia gravitatoria.
Revelando la arquitectura del universo
Los investigadores del proyecto COSMOS-Web explican que estas observaciones ayudan a entender cómo las galaxias crecieron, cómo se agruparon y cómo la materia oscura moldeó el universo en sus primeros mil millones de años. Cada anillo y cada arco luminoso actúan como una “lente natural” que amplifica regiones del cosmos demasiado débiles o lejanas para ser observadas directamente.
Los datos recopilados por el James Webb también permiten estudiar la formación de cúmulos estelares, la evolución de los agujeros negros primordiales y el papel que desempeñaron las primeras explosiones de supernovas en la creación de elementos pesados.
El proyecto COSMOS-Web, dirigido por la NASA y la Agencia Espacial Europea, es uno de los programas más ambiciosos realizados con el James Webb. Los astrónomos esperan que las imágenes publicadas sean solo el comienzo de una larga serie de descubrimientos sobre el origen del universo y la distribución de la materia invisible que lo compone.
En palabras del equipo científico, “estas lentes gravitacionales son ventanas al pasado cósmico”. Gracias al James Webb, la humanidad puede observar cómo la luz de galaxias nacidas hace más de 13.000 millones de años continúa viajando a través del espacio-tiempo, distorsionada y magnificada por las fuerzas invisibles que moldean el universo.
Cada nueva imagen del James Webb no solo deslumbra por su belleza, sino que también recuerda que el cosmos es un gigantesco laboratorio natural donde la gravedad escribe, con luz y curvaturas, la historia misma del tiempo.