Gabriel Mato lleva 15 años defendiendo con uñas y dientes a Canarias en Europa. Podríamos llamarlo el eurodiputado trotamundos porque viaja más de 6.000 kilómetros cada semana para estar presente en el Parlamento Europeo y velar por que la legislación comunitaria abrace las peculiaridades y necesidades de las islas.
Las jornadas interminables y maratonianas hacen que sepa más que ningún otro político lo que significa vivir en una región ultraperiférica, alejada y con un territorio fragmentado; sabe, mejor que ningún otro eurodiputado, qué significa vivir en los aviones para poder dar voz a los intereses de los canarios y las canarias en Europa. Gabriel Mato nació en Madrid, pero hace casi 40 años que encontró su sitio en la isla de La Palma.
Poco importan los aviones, las horas de vuelo o pasar apenas dos noches a la semana en casa, porque tiene claro que merece la pena el esfuerzo y el gran sacrificio personal que hace por conseguir que se hable en Europa de las bondades del sector primario de Canarias, de la crisis migratoria o de la vital conectividad de las islas con el resto del mundo.
6.000 kilómetros semanales por Canarias
Es la voz que hace que Canarias suene en el continente. Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma; diputado en el Parlamento de Canarias y presidente de esta institución; consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca del Gobierno de Canarias, diputado en el Congreso de los Diputados.
Es evidente que la experiencia en la gestión avala su candidatura para revalidar su papel como eurodiputado tras las elecciones del 9 de junio. Es Medalla de Oro del Parlamento de Canarias y, recientemente, recibió el Collar de la Orden Islas Canarias.
Quienes le conocen aseguran que el mayor reconocimiento que se le puede hacer es el del agricultor, ganadero o pescador que se acerca a él en la calle para agradecerle que proyecte su voz en Europa.
De hecho, también tiene la Encomienda de la Orden Civil del Mérito Agrario, Pesquero y Alimenticio. 6.000 kilómetros semanales que, si lo multiplicamos por meses o por años, nos puede alcanzar una cifra desorbitada. Pero esto no impide que se despierte cada día con la ilusión de defender a las islas y abrir una ventana de esperanza para todas aquellas personas que, al igual que Gabriel, aprecian la singularidad de Canarias.