El primer caso humano de viruela del mono se describió en 1970 en la República Democrática del Congo. Se trataba de un niño de 9 años, el único de su familia no vacunado contra la viruela. Es una vieja conocida, pero con la que debemos estar vigilantes porque no sabemos cómo puede comportarse en nuestro entorno actual.
Actualmente, y según datos de la Asociación Española de Pediatría (AEP), se estima que al menos el 70% de la población mundial no tiene inmunidad frente a la viruela humana y del mono, tras la erradicación de la enfermedad en 1980 y el cese de la vacunación unos años antes.
En concreto, se describió por primera vez en monos en 1958, en una instalación de mantenimiento de simios para la investigación en Dinamarca. El primer gran brote fuera de África ocurrió en 2003. Fue en Estados Unidos, con 47 afectados tras infectarse de un tipo de ardilla, que a su vez había permanecido en contacto con unos roedores.
Así, y para saber un poco más sobre cómo podemos protegernos sobre la misma entrevistamos en Infosalus a Fernando de la Calle, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), quien recuerda que se trata de una enfermedad viral que es más propia del África central, y que ocasionalmente afecta a otras regiones.
“Es cierto que desde finales de los 50 se conocía, pero a este nivel no, que cada vez ha habido más brotes en África central, y luego ha habido este goteo fuera de África. Es verdad que aunque fuese conocido, no lo es tan conocido para nuestro sistema sanitario, ni para nuestros pacientes. Si es relativamente nuevo para nuestro sistema sanitario. No es lo mismo tener un virus encerrado en sus fronteras que fuera de ellas porque luego no sabemos cuándo salta a otro ámbito cómo se va a comportar”, explica.
Por eso, insiste en que ahora debemos tener cuidado porque, por ejemplo, en nuestro entorno hay personas inmunodeprimidas, en tratamientos oncológicos o inmunosupresores, con las defensas alteradas, y en quienes no sabemos cómo va a comportarse este virus. Advierte igualmente de que existe la posibilidad de que al llegar a otro continente este virus pueda saltar a otra especie y se quede instalado, con las implicaciones que esto puede conllevar.
“No partimos de cero con la viruela del mono. Ya se sabía que existía, y se sabía que la vacuna de la viruela puede servir. Lo malo es que se nos instale en nuestro entorno”, apostilla el también miembro de la Unidad de patología importada y salud internacional del Hospital madrileño de La Paz, y médico especialista en enfermedades infecciosas.