La pandemia de la COVID-19, el confinamiento y el estado de alarma que hace muy poco por fin declaraba su final para encarar la nueva normalidad en gran parte de España. La primera mitad de 2020 ha sido toda una montaña rusa de emociones y complicaciones para la sociedad, una cuya resaca empieza a dibujar un horizonte tan incierto como preocupante para muchos consumidores y negocios.
Una posible crisis económica en el futuro inminente se está convirtiendo en la sombra que hace a muchos retroceder en busca de soluciones para evitar problemas de dinero. A eso hay que sumar, además, el problema de los ERTE que no llegan a los hogares o las empresas que han tenido que cerrar por completo, dejando a sus trabajadores en la calle y sin posibilidad de obtener ingresos de ninguna clase.
Un panorama complicado que ha llevado a la búsqueda de productos financieros que sirvan para capear complicaciones económicas que aparezcan repentinamente. Un coche que se avería, una factura que no se recordaba, un recibo sorpresa o hasta una multa. Son cuestiones que hacen a más de un hogar mirar a sus cuentas con miedo. Ya eran difíciles al comienzo, ahora lo son más.
Y eso lleva a un movimiento que puede parecer bueno a priori, pero que no lo es tanto a posteriori. La contratación de créditos rápidos por internet ha aumentado, y los especialistas ya están viendo una tendencia de lo más peligrosa. ¿El motivo? Que muchos de ellos, lejos de ser una solución, son más bien una fuente de más problemas económicos y financieros para los solicitantes. Algo que puede poner en jaque la economía de muchísimos hogares españoles que estén pasando por complicaciones.
El problema de los créditos rápidos en línea
Decimos que a priori puede no parecer un problema, y es cierto. No todos estos productos financieros son problemáticos. De hecho, cualquier usuario que se informe adecuadamente sobre ellos puede contratar soluciones realmente útiles. En la red se puede buscar información sobre créditos rápidos en PrestamosPerfectos.es y otros portales comparadores del mismo estilo. Estos portales se encargan de ofrecer las características principales de cada producto y mostrarlas por pantalla, de esta forma el usuario tiene claro qué se le ofrece realmente.
Y es así. Saber qué se está ofreciendo realmente es el principal problema de estos préstamos que se ofrecen por internet. Muchas compañías enmascaran la realidad que hay tras sus promociones, y eso supone una falsedad que acaba trayendo consecuencias bastante negativas, mucho más problemáticas que la situación original. Podemos pensar, por ejemplo, en el caso de los préstamos con intereses altos, incluso las más que conocidas tarjetas revolving. Tan denunciadas actualmente.
Muchas entidades esconden los gastos extra reales de sus productos financieros, lo que a veces se traduce en tener que pagar hasta el doble o el triple del dinero solicitado originalmente. Algo que se está empezando a observar en menor cantidad últimamente por el aumento de la transparencia de las entidades verdaderamente fiables y reputadas, pero que sigue poniendo de manifiesto un problema que está ahí, y que trae a muchos hogares de cabeza.
No es el único inconveniente que se puede encontrar en este terreno. Además de los plazos excesivamente reducidos, capaces de pedir la devolución de un préstamo de 1000 euros en tan solo 30 días (con los intereses adicionales), también están las entidades que no admiten ningún tipo de reclamación. En la actualidad, la ley vigente vela constantemente por la protección del solicitante, pero siguen existiendo compañías que no hacen más que poner trabas y complicar las cosas a sus clientes.
Todo eso provoca unas complicaciones innecesarias para el consumidor. Muchos se acaban topando con cláusulas abusivas, entidades que no ponen facilidades de ningún tipo, sino que además oprimen y exigen para presionar todavía más al solicitante del préstamo. Este se ve con una deuda más grande de la que tenía originalmente, con unos intereses inflados y con una firma que amenaza por no cumplir con alguno de los plazos. Algo totalmente contrario a la ley actual, ya que esta contempla que se deben ofrecer prórrogas en caso de ser necesarias.
Es algo que sucede con un grupo de entidades, y que no se extiende a todas, pero que sigue poniendo de manifiesto un problema que siempre ha estado presente. Este tipo de compañías y este tipo de soluciones pueden provocar que la crisis se agrave. Afortunadamente, hay alternativas que sí son positivas, útiles y realmente cercanas con sus clientes. No obstante, pedir un préstamo para aplacar una deuda no suele ser el mejor camino.
El mejor camino siempre es el ahorro, aunque esta sea casi imposible en los tiempos que corren dadas las complicaciones que han surgido este 2020. Si se puede optar por él, siempre será mejor que recurrir a estas soluciones rápidas y urgentes.