En un espectáculo astronómico deslumbrante, un enorme zarcillo solar, también denominado filamento solar, se desprendió del astro rey este último sábado, 16 de septiembre, enviando una ola de plasma supercaliente, denominada eyección de masa coronal (CME), directo hacia nuestro planeta. Los observadores de fenómenos espaciales se mantienen atentos, y es que el impacto de esta eyección podría ofrecer un inigualable despliegue de luces en el cielo.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU. (NOAA) no ha tardado en reaccionar ante este fenómeno y ha puesto en marcha una alerta de tormenta geomagnética de nivel G2. Esta medida se ha tomado mientras se rastrea la trayectoria de la CME, que se anticipa chocará con la Tierra el próximo 19 de septiembre.
Este tipo de incidentes puede resultar ser un regalo visual para aquellos aficionados a las auroras boreales. De coincidir las predicciones y si la CME impacta con la intensidad esperada, podríamos estar ante un fenómeno geomagnético parecido al ocurrido el 12 de septiembre. En esa fecha, los cielos se iluminaron con auroras incluso en latitudes tan al sur como Colorado y Missouri, tal como recoge Spaceweather.com.
La comunidad científica, especialmente aquellos especializados en la observación solar, han mostrado su asombro ante la magnitud de la erupción. Keith Strong, destacado físico solar, no dudó en utilizar su plataforma en Twitter para compartir su emoción por el evento, declarando que es «¡LA ERUPCIÓN MÁS GRANDE QUE HE VISTO!», un testimonio poderoso considerando que ha dedicado más de 50 años al estudio del sol.
Es importante comprender que las tormentas geomagnéticas no son más que alteraciones en el campo magnético terrestre. Estas perturbaciones son ocasionadas por el material solar emanado de las CME, que son liberaciones intensas de plasma y campos magnéticos desde la atmósfera solar.
La NOAA, en su intento por clasificar y entender mejor estos fenómenos, ha establecido una escala para las tormentas geomagnéticas. Esta va desde G1, donde lo más notable sería un incremento en la actividad auroral cerca de los polos y ligeras alteraciones en el suministro energético, hasta G5. Esta última es la categoría más intensa y puede llevar a interrupciones significativas en las comunicaciones de radiofrecuencia HF en la parte del planeta expuesta al sol, prolongándose por horas. La inminente tormenta G2, prevista para este 19 de septiembre, tiene el potencial de generar majestuosas exhibiciones aurorales. Según las estimaciones de la NOAA, podría haber pequeñas interrupciones en las comunicaciones por radio HF y pérdida de señales de navegación de baja frecuencia por cortos periodos.
THE BIGGEST ERUPTION I HAVE EVER SEEN! I have been observing the Sun professionally for over 50 years and this is the largest filament eruption I have seen. Note it covers over half the Sun, compare it to the size of the Earth (inset) but amazingly it did not produce a big flare. pic.twitter.com/RgplcTy0Ap
— Keith Strong (@drkstrong) September 17, 2023
Dicho esto, vale la pena señalar que, en el horizonte astronómico, se prevén sucesos espaciales aún más intensos. El Sol está en una trayectoria para alcanzar el pico de su ciclo de actividad solar de 11 años en 2025. Sin embargo, al igual que con el clima terrestre, el comportamiento del clima espacial puede ser impredecible. Por lo tanto, aunque contemos con predicciones, la naturaleza siempre tiene la última palabra y puede sorprendernos en cualquier momento. Con eventos como este, no solo somos testigos del dinamismo del universo, sino que también recordamos la majestuosidad y los misterios que aún guarda nuestro propio astro rey.