Un reciente video compartido en Instagram por el usuario @cristogill ha puesto nuevamente sobre la mesa la controversia en torno al uso de animales en actividades turísticas en Lanzarote, especialmente en lo que respecta al maltrato animal bajo el disfraz del entretenimiento turístico.
El video muestra una escena desafortunada: un grupo de turistas extranjeros utiliza camellos como transporte, una actividad bastante común en Lanzarote, cuando uno de los animales cae debido al exceso de peso, arrastrando consigo a otros camellos. Lo más alarmante es la reacción de los turistas, quienes lejos de mostrar empatía por los animales, comenzaron a insultarlos de manera absurda, responsabilizándolos de una situación que claramente no es culpa suya.
Este episodio no es un incidente aislado, sino un síntoma más de una práctica turística que se ha mantenido vigente en Lanzarote a pesar de las crecientes críticas de diversos sectores de la sociedad.
La explotación de animales para el entretenimiento de turistas en Lanzarote y en otras partes de Canarias es un tema que cada vez genera más rechazo, tanto a nivel local como internacional. El uso de camellos en excursiones para turistas en Lanzarote es un ejemplo paradigmático de cómo el turismo masivo puede degradar el bienestar animal y generar una imagen negativa de las islas.
El video ha desencadenado una ola de comentarios críticos en redes sociales, donde muchos ciudadanos y defensores de los derechos animales han expresado su indignación no solo por el maltrato a los camellos, sino también por la falta de regulación y control por parte de las autoridades locales y autonómicas en Lanzarote.
Nos creemos superiores y por eso utilizamos los animales a nuestro antojo. Tenemos potestad sobre ellos y si nos apetece utilizarlos y explotarlos, lo hacemos.
Fíjense en la reacción del que se cae, lejos de preocuparse por el animal o por la persona que estaba con el, se pone a insular como un anormal. Obviamente no te voy a decir lo que me hubiera gustado que hiciera el camello porque me cierran la cuenta, pero lo que sí tengo claro es que mi preocupación va única y exclusivamente por los animales.
Estos son los ciudadanos europeos, avanzados, que vienen a Canarias y los primero que hacen es meterse en Loro Cárcel y subirse encima de los animales como buenos Neandertales.
Las personas que vieron la situación y se quejaron del abuso fueron increpadas por los mismos “responsables” de los camellos. (Lo lógico que pasaría) Sigan subiéndose encima de los animales.
Sigan promoviendo esta vergüenza. Escribe el usuario @cristogill
A pesar de las continuas denuncias, el Gobierno de Canarias parece haber cerrado los ojos ante esta problemática. El uso de animales en el turismo no es solo una cuestión de maltrato directo, sino también de un sistema que perpetúa la explotación animal bajo la justificación económica del turismo masivo.
Lanzarote, conocida por su paisaje volcánico único y por su frágil ecosistema, ha sido testigo de un crecimiento exponencial del turismo en las últimas décadas. Si bien este auge turístico ha traído consigo importantes beneficios económicos, también ha generado tensiones crecientes entre los locales y los turistas, en parte debido a situaciones como la mostrada en el video. El turismo de masas, en muchos casos, ha puesto una presión insostenible sobre los recursos naturales de la isla, así como sobre sus animales, que son explotados para atraer a visitantes en busca de experiencias «exóticas».
El caso de los camellos en Lanzarote es emblemático. Estos animales, que tradicionalmente formaban parte de la vida agrícola de la isla, han sido relegados a una vida de explotación para el entretenimiento de los turistas. Las imágenes de camellos transportando turistas en filas interminables por el Parque Nacional de Timanfaya, bajo un sol abrasador, se han vuelto parte del paisaje turístico de Lanzarote, pero a menudo se pasa por alto el sufrimiento que esto implica para los animales.
Estos casos como el de Lanzarote aumenta el rechazo al turismo de masas en Canarias
A pesar de las múltiples campañas y denuncias que se han hecho en Lanzarote y en otras islas del archipiélago, el Gobierno de Canarias no ha tomado medidas efectivas para poner fin a esta forma de explotación animal. Mientras tanto, el turismo masivo sigue perpetuando un ciclo de maltrato, y los casos como el mostrado en el video de Instagram solo refuerzan la creciente turismofobia que se está gestando entre los residentes locales. Muchos canarios están empezando a ver el turismo masivo, no solo como una amenaza para su calidad de vida y el medio ambiente, sino también como un factor que degrada la relación entre las personas y los animales.
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En Lanzarote, el uso de camellos para actividades turísticas se ha normalizado hasta el punto de que se percibe como algo cultural, cuando en realidad es una práctica que responde a intereses económicos y que contribuye a un modelo de turismo poco sostenible. Los turistas que visitan Lanzarote a menudo no son conscientes del impacto que su participación en estas actividades tiene sobre los animales. Ven los paseos en camello como una experiencia pintoresca y exótica, sin detenerse a pensar en las condiciones en las que viven esos animales o en las consecuencias a largo plazo de fomentar este tipo de turismo.
El Gobierno de Canarias (CC y PP) miran para otro lado en Lanzarote y otras islas
El Gobierno de Canarias ha sido demasiado permisivo al respecto, tolerando la explotación de animales bajo el pretexto de que estas actividades forman parte de la oferta turística que sustenta la economía local. Sin embargo, es fundamental cuestionar si este modelo de turismo es realmente el que debería impulsar una región como Lanzarote, cuyo futuro depende en gran medida de la conservación de su entorno natural y de la sostenibilidad.
Es cada vez más evidente que la explotación animal en el turismo no tiene cabida en una sociedad que aspira a ser ética y respetuosa con el medio ambiente. Lanzarote tiene la oportunidad de liderar un cambio en el modelo turístico, apostando por formas de turismo más sostenibles que no impliquen el sufrimiento animal. Sin embargo, este cambio solo será posible si las autoridades locales y autonómicas toman medidas concretas para regular y, en última instancia, prohibir el uso de animales en actividades turísticas.
La historia mostrada en el video de Instagram es solo una muestra de los efectos negativos del turismo de masas en Lanzarote. No se trata solo de la explotación de camellos, sino de una reflexión más amplia sobre cómo el turismo puede, en lugar de beneficiar, degradar la vida de las personas y los animales que habitan en las islas. El creciente descontento entre los residentes de Lanzarote ante este tipo de situaciones es un claro indicio de que la relación entre el turismo y las comunidades locales necesita ser replanteada.
Lanzarote, con su belleza natural incomparable y su rica historia, no debería verse reducida a un parque temático donde los animales son explotados para el entretenimiento. Es hora de que tanto los turistas como los responsables políticos reconozcan que este tipo de prácticas no tienen cabida en el turismo del siglo XXI y tomen medidas para proteger no solo a los camellos, sino también a la propia esencia de la isla.