*Por Luis Fernando Romo (El Español)
La vida es un tiempo sin fin. Como un eterno retorno. A la existencia le sigue la muerte, a la muerte el renacimiento y a este… Es una ley no escrita en el universo, pero tangible para Algordanza Ibérica, la empresa que simboliza el amor sin fin en una piedra tan excepcional como un diamante hecha con las cenizas de un muerto. Marilyn Monroe decía que los diamantes son los mejores amigos para una mujer, pero los de esta firma no entienden de raza, sexo, edad o nacionalidad.
En España cada vez hay menos miedo a la muerte debido a que la mentalidad de la gente cambia así como sus referencias culturales pero, aun así, es un tema bastante tabú en comparación con algunas culturas occidentales. Según la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef), la cremación será la opción elegida por un 60% de la población de cara a 2025, unas cifras que auguran un prometedor futuro a Algordanza ya que de las cenizas se dedican a hacer diamantes.
La desaparición de un ser querido siempre es motivo de aflicción y amargura, aunque en otras culturas como las mesoamericanas y alguna africana es sinónimo de celebración porque se ha vivido. De todas maneras, la empresa cuenta con una terapeuta especializada en temas de duelo y otros empleados han realizado talleres para ayudar en el trato con las familias.
Por primera vez desde que se tienen datos históricos, desde el 2004 es posible producir “un diamante de dos quilates a partir de 350 o 400 gramos de cenizas”, asegura Yasmin de la Vega, CEO y fundadora de Algordanza Ibérica (España, Andorra y Portugal). También se pueden incorporar cabellos. Obviamente, de una persona en función de su tamaño y edad pueden salir bastantes quilates. “Una familia nos solicitó calcular de su ser querido cuántos quilates podrían salir y les dijimos que poco más de 60. Al final no pidieron todos”.
Y sí. Son piedras auténticas porque reúnen las ‘4C’ (quilataje, talla, pureza y color) a lo que habría que añadir otra característica como la flurorescencia. “Estamos obligados a dar una descripción avalada por el instituto gemológico suizo que a su vez ofrece la posibilidad de que otros centros especializados puedan examinar la piedra para obtener una documentación complementaria”, matiza Yasmín.
A lo que añade que “los diamantes no son tratados ni manipulados para cambiar la tonalidad. Cuando empezamos nuestra andadura no teníamos un laboratorio propio ya que trabajábamos con la universidad de Zúrich e Intertek Caleb Brett, pero montamos uno propio que dio pie a conseguir certificaciones y garantías de entidades suizas e internacionales”.
De esta manera, se aumenta el criterio de transparencia. Este concepto es fundamental. Y para reforzarlo, se pueden visitar personalmente las instalaciones donde se procesan química y físicamente esas cenizas que contienen carbono, elemento principal que conforman los diamantes.
Sin ir más lejos, están tan seguros de su compromiso ético que algunos de los organismos que certifican estas joyas son el ISO 9001, el Instituto Gemológico Suizo o el sello Swiss Made. Desde la oficina central de la empresa en el exclusivo Paseo de Gracia de Barcelona, para esta creadora la sensibilidad, la honradez, la delicadeza, la atención personalizada y la empatía son valores que siempre han estado presentes.
Por ello, advierte de posibles timos, ya que “hoy en día, nosotros tenemos el único laboratorio en Suiza, pero han salido otras marcas (no laboratorios) que usan lo que hacemos para presentarse igual que nosotros, pero a precios más baratos”. Aun queda un trecho para que todo esté regulado correctamente.
La transformación de la presencia física en diamantes se puede realizar también con cenizas antiguas y en caso de exhumaciones sin que esto altere la belleza de estas piedras preciosas cuya forma y tamaño pueden ser elegidas en el muestrario que existe en las oficinas. Allí el trato siempre es discreto, cariñoso, respetuoso y ético. Es un proceso exclusivo no apto para todos los bolsillos. Pero las cifras no son disparatadas.
3.900 euros
A partir de los 3.900 euros ya se pueden obtener algunas piedras que permitan el reencuentro con el ser amado y preservar su esencia. Sus diamantes son incoloros o tienen destellos azules según el porcentaje de boro que haya en el cuerpo, así que hay que huir de todas aquellas empresas que ofrecen piedras de otros colores porque son sintéticos.
Cuando esta alternativa salió al mercado daba un poco de grima pensar que uno podía tener a su padre y a su madre a ambos lados de la oreja, pero estas barreras socioculturales se han ido sorteando a medida que también han avanzado las nuevas tecnologías y ha disminuido la edad de las personas que desean informarse.
“Antes la edad estaba por encima de los 45 o 50 años, pero últimamente los clientes cada vez más son menores de 40, e incluso tenemos de 25 o 30 porque este tema no les causa rechazo y están expuestos a otro tipo de mundo que nada tiene que ver con el que existía cuando abrimos”, apostilla Yasmín, que acaba de salir justamente de una reunión con una chica de 26 años que acaba de perder a su madre.
“Por regla general, nuestros clientes suelen hacerse colgantes porque así tienen más cerca del corazón a su ser querido y también porque es un tipo de joya que uno no se suele quitar al bañarse o al fregar los platos con el consiguiente riesgo de perderla”, dice.
La esencia de Algordanza no ha cambiado. Simboliza el reencuentro, el volver a sentir, “por eso es tan mágico el momento en el que entregamos los diamantes. Es algo inesperado”. En romance, una de las cuatro lenguas oficiales en Suiza, Algordanza significa recuerdo. Y eso es lo que pretenden mantener cuando el diamante entra en contacto con la piel.
Yasmín pone como ejemplo a “una madre que se lo puso en el ombligo porque me dijo ‘aquí la llevé durante nueve meses y ahora la siento”. Ella no tiene descendencia, no se puede poner en los zapatos de aquellos que han perdido a sus hijos. Sin embargo, cuando habla con los dolientes asegura que “siempre acaba siendo una conversación transformadora”.
Es algo antinatural, pero en su despacho escucha historias increíbles como aquel niño que falleció súbitamente tras salir de la ducha o el otro que tras servirle el desayuno cayó desplomado.
Otra de las situaciones que aún le sigue sorprendiendo y conmoviendo ocurre con las parejas que han estado casadas más de 50 años. “Me emociona cuando me dicen que lo suyo duró muy poco tiempo, que se fue muy rápido. Y entonces pienso: ‘¡Qué maravilla, qué afortunados porque no les ha parecido suficiente!’. Me he sentado frente a señoras o señores de más de 80 años que han decidido dar el paso porque era el amor de su vida. Eso me da esperanza. Sí existe la posibilidad de amar y que la muerte no te separe”, enfatiza.
Obviamente, ha habido quejas desde la Iglesia, pero desde la compañía tienen claro que las personas muy católicas, ortodoxas o musulmanas no contratarán los servicios, “pero la evolución de la gente en cuanto a conseguir sus referencias a través del arte, la cultura y la tecnología hace que la referencia religiosa se vaya perdiendo. Pero ojo (risas) que tenemos algún cura por ahí que nos recomienda y nos manda gente desde hace muchos años».
Los países líderes adeptos a este proceso son Alemania, Suiza y Japón, “porque en este país hay un 100% cremaciones, son gente muy ilustrada y les inspira todo lo suizo y europeo en general -dice Yasmín– ya que tienen menos tabúes con el tema muerte y toman decisiones más rápidas”.
España no es uno de los mercados más grandes, pero sigue siendo un territorio estable. Desde la empresa tienen la política de no dar datos como tampoco la de facilitar nombres ya que en el laboratorio se trabaja con códigos de barras y referencias numéricas.
Sin embargo, EL ESPAÑOL ha logrado que Yasmín se moje un poquito y sin meter el dedo en la llaga, confiesa que “hay famosos de la política, el arte o el espectáculo que han contado con nuestros servicios. Incluso algún gobernante muy conocido de América Latina”.
También con mascotas
Cuando Rinaldo Willy fundó Algordanza en Suiza no se contempló la idea de hacer diamantes a partir de las cenizas de las mascotas, por lo que hasta ahora se derivaba a otras empresas.
Pero Yasmín dio un paso más allá cuando hace cinco años fundó Amity Diamonds en nuestro país, aunque todo el proceso se realiza en Estados Unidos “con la misma tecnología, el mismo proceso científico y el mismo trato personalizado que en Algordanza».
«Es un proyecto muy lindo y elegante porque aquí sí que ofrecemos directamente la joya montaba porque se trata de un lenguaje y un código totalmente diferente al humano. Socialmente todavía somos limitados, por lo que la belleza o la ternura no se puede expresar de la misma manera con una persona que como lo haces con los animales. El amor de las mascotas es incondicional”.