Era la primera vez que Teigahn Sangster y una amiga quedaban para tomar un frapuccino de Starbucks y las niñas de 11 años acudieron al lugar emocionadas, ya que era la primera vez que sus madres les dejaban ir. Esta ilusión se rompió muy rápido, cuando según publica el Daily Mail, Teigahn se sintió humillada al ver que en el vaso de su frapuccino en lugar de su nombre, que es lo que suele hacer cada empleado de esta cadena de cafeterías, escribió ‘fat’ (gorda).
Desde Starbucks han lanzado un comunicado explicando que han abierto una investigación para conocer exactamente qué ha ocurrido.
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