Cuando González se convirtió en un apellido guanche

Los aborígenes cristianizados fueron los primeros porteadores de la Virgen de Candelaria, según el rastro seguido por el investigador Elías Torres
Un grupo de vecinos de Araya, cuyos apellidos aparecen en la Guía Genealógica de Araya, Malpaís y Las Cuevecitas escrita por Elías Torres. DA

Se autodefine como un goledor, un curioso de la genealogía. No es un historiador, ni quiere protagonismo, tanto que prefiere hablar del blog Gen de Candelaria antes de que se le nombre. Elías Torres Mesa, natural de Santa Cruz de Tenerife, pero vecino de Candelaria, comparte su vida entre su carrera, técnico forestal, y su pasión, la genealogía, en la búsqueda de los antecedentes de quienes le rodean.

Su último trabajo, Guía Genealógica: Araya, Las Cuevecitas y Malpaís, contiene información genealógica de hasta veinte familias que actualmente habitan en las medianías de Candelaria, con apellidos tales como Alonso, Baute, Bello, Casanova, Castro, Chico, Díaz, Fariña, Gil, Guanche, Higuera- López, Lugo, Mallorquín, Marrero, Mesa, Otazo, Pérez, Ramos, Rodríguez y Torres. Y a estos apellidos, habría que unir González, tan castellano él como guanche, porque los primeros aborígenes cristianizados asumieron ese apellido, probablemente a través de los González instalados en San Miguel de Abona, donde ese apellido es el tan común.

Uno de los fundamentos de esta obra se encuentra en el hecho de atribuir la ascendencia guanche de la mayoría de las familias que se analizan y establecer su relación directa con la ceremonia del hallazgo de la Virgen de Candelaria y la procesión, un privilegio legitimado desde finales del XVII, que no se ha heredado por vía familiar, sino por origen, en virtud del denominado Pleito de los naturales. Describe Elías Torres que ya en 1587 los regidores Cristóbal Trujillo de la Coba y Gaspar Yanes Delgado, que en calidad de diputados de fiestas se personaron en Candelaria a la Purificación de la Virgen, el 2 de febrero, descubrieron que los llamados naturales cargaban la imagen en procesión. Y es que “a ellos pertenecía ese privilegio, ganado tras la conquista de la Isla por concesión del Adelantado”, explica Torres apoyándose en el relato de Fray Alonso de Espinosa, quien relataba que “las autoridades no veían con agrado que los guanches de baja suerte, también bellacos , majaderos y pícaros fueran protagonistas activos del acto, lo que desembocó en amotinamiento, y la suspensión de la procesión”.

Tras un largo proceso de disputa entre los guanches y las autoridades civiles y la orden de los Dominicos, todavía hoy presente como regidores de la basílica, finalmente en 1601 se resolvió a favor de los naturales y, hasta hoy, esos denominados entonces “bellacos, majaderos y pícaros no han dejado de cumplir con la tradición de cargar y acompañar a la Virgen en procesión”, señala Torres.

En su día, este privilegio era extensivo a los guanches de toda la Isla, pero terminó recayendo, fundamentalmente, en los habitantes de las medianías de Candelaria. El hecho es que a familias con claro ascendente aborigen (Baute o Guanche), se sumaron otras que mantenían oculto su origen en apellidos castellanos o portugueses: Castro, Díaz, Fariña, Marrero, Pérez, Rodríguez o Torres, al igual que los Alonso, Bello, Casanova, Chico, Gil, Higuera, Lugo, Mallorquín, Otazo, Mesa o Ramos, por estar emparentados o por consanguinidad con las anteriores.

libreta de Tomás Cruz

El autor de esta guía genealógica se ha sumergido durante una decana en las actas de bautismo y matrimonios en el Archivo Histórico Diocesano de La Laguna, Archivos Parroquiales de Candelaria y Güímar, Registros Civiles y Juzgados de Paz de Tenerife y otras islas, partiendo de las viejas libretas de Tomás Cruz, que “nos ha hecho volar desde 1800 hasta aquí” y que fueron editadas como Apuntes Genealógicos del Valle de Güímar, que recoge el registro familiar en la comarca desde el siglo XVII hasta finales del XIX, reconoce Elías Torres, quien no deja de recordar que en todo su trabajo ha sido fundamental “la transmisión oral”, haciendo acopio de infinidad de entrevistas personales y testimonios directos de familiares, incluso con el contacto con emigrantes en Ámerica, en países como Guatemala, Perú, Cuba o Estados Unidos.

Octavio Rodríguez

De igual manera, Elías Torres Mesa agradece el trabajo casi a diario del cronista oficial de Candelaria y Güímar, Octavio Rodríguez, “el padrino de nuestra obra”, porque “sin su trabajo en el sureste de Tenerife nuestro esfuerzo sería muy pobre”, valorando los artículos que nos regala que “son una maravilla”, afirma, destacando también la labor de investigación de Nelson Díaz en el sur de la Isla, desde Granadilla hasta Santiago del Teide.

Elías Torres trata de quitarse mérito, aunque su blog recibe visitas de todo el mundo y ha sido destacado por la comunidad cubana en Estados Unidos. Sobre el libro editado manifiesta que se se ha hecho con “un lenguaje coloquial”, para que se convierta, como así ha sido, en “el libro de la familia, de la gente”, porque lo que ha pretendido es que “esta modesta obra” sea como el álbum de fotos familiar, porque para cada uno de los 20 apellidos analizados en este estudio el autor ofrece, además, información y datos que ayudan a conocer su pasado, acontecimientos tales como asesinatos, venta de terrenos, los matrimonios, la emigración, la declaración de prófugo de un varón, las cosechas de papas… siguiendo informaciones reflejadas en prensa, en libros, o en las muchas conversaciones que ha conseguido en los últimos diez años Elías Torres en Araya, Malpaís y Las Cuevecitas.

La información se encuentra desarrollada por apellidos, desde el primer o más antiguo tronco común hasta casi la actualidad, y se centra en describir la línea o apellido que han transmitido los varones generación tras generación, con las salvedades en las que esa transmisión se haya llevado a cabo por las llamadas “madres naturales”.

Afirma el autor que, con las excepciones históricas que puedan hacerse, esta guía viene a reflejar y constatar un hecho, que sin pretenderlo, queda aclarado y que no es otro que el origen aborigen, guanche, de la mayoría de las familias descritas. Lo cual, explica por qué la población de los pueblos de Araya, Las Cuevecitas y Malpaís tiene y han tenido una relación directa y activa en la ceremonia del hallazgo de la Virgen de Candelaria, siendo los primeros porteadores de la hoy patrona de Canarias.

Revindicaciones

Un ejemplo de la reivindicación de este origen es la familia Pérez, en Araya, la cual sorprende por su manifiesto interés en hacer patente su origen guanche durante siglos, al haber mantenido en muchos casos hasta finales del siglo XIX y principios del XX, su apellido doble : Pérez-Bencomo como muestra de esa identidad. Sus descendientes, parientes y vecinos, la gran familia que conforman todos los descendientes de los guanches de baja suerte, “nos estamos encargando de que el legado de nuestros antepasados no se olvide o se banalice”, relatan los familiares en Gen de Candelaria.

“Somos algo más que porteadores de la Virgen, los representantes de nuestros antepasados y de una raza. Estamos presentes ahí porque, como hemos visto, nos corresponde por derecho históricamente contrastado, y además, para escenificar un acontecimiento muy importante en la cristianización de Tenerife: la aparición de la Virgen a los guanches, que igualmente nos corresponde a nosotros ejecutarlo por tradición y porque somos descendientes de guanches. Estos hechos son importantes que los conozcamos y los demos a conocer para cuando traten de ridiculizarnos llamándonos ovejas o magos. No debemos sentir vergüenza de lo que hacemos o del orgullo y respeto que mostramos cada 14 de agosto en Candelaria hacia nuestros antepasados y nuestras raíces, y solo podemos sentir pena por aquellas personas que hablan o se burlan de lo que desconocen”, palabras que se recogen en el excelente trabajo que inició Elías Torres Mesa en 2008, con los descendientes de Manuel Simón Alonso, Francisco Guanche o Elías Castro, tres de los guanches que portaron la Virgen al principio del siglo pasado, como lo hicieron sus antepasados, guanches ya cristianizados, en el siglo XVI.

Del blog ‘Gen de Candelaria’ a un libro para vecinos de las medianías

Gen de Candelaria nació como un blog y fue tal el éxito que las familias que aparecen en él se han ido descargando el contenido y han contribuido a sacar una edición impresa de 200 ejemplares y que ahora con ayuda del Ayuntamiento ya va por 500.

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