Las madres del Aula Enclave del CEIP Acentejo denuncian el mal trato que sufren sus hijos

Dos de las progenitoras comparecen ante la Guardia Civil para informar de los actos “inapropiados” de una de las auxiliares
Las cuatro madres de los alumnos del Aula Enclave quieren que sus hijos, con necesidades educativas especiales, disfruten y aprendan como el resto del alumnado que estudia en el CEIP Acentejo. FRAN PALLERO

Todos los días tienen la intranquilidad de llevar a sus hijos al colegio porque saben que no están bien, que no aprenden ni disfrutan con sus compañeros, como el resto de alumnos que acuden al CEIP Acentejo, en La Matanza. Las madres de los cuatro niños del Aula Enclave llevan desde el comienzo del curso escolar luchando para que los menores, con diferentes discapacidades y enfermedades raras, tengan la educación que les corresponde y se merecen.

Aseguran que el recurso no se asemeja nada a lo que se conoce como Aula Enclave, una unidad de escolarización preparada exclusivamente para atender necesidades educativas especiales, que requieren de adaptaciones que se apartan del currículo en la mayor parte o en todas las áreas o materias. Además de carecer de material, la forma de distribución del aula “no es la apropiada”, y los niños han cambiado de profesor durante todo el curso escolar y eso los perjudica mucho.

Pero el mayor problema que detectan es que el personal no está cualificado para ejercer la labor con estos alumnos, sobre todo una de las auxiliares, que los trata “de forma inapropiada”. Ello ha motivado que dos madres la denunciaran en tres ocasiones, la última de ellas, ayer. La primera denuncia la presentó la tutora de uno de los niños el 24 de marzo ante la Guardia Civil de La Victoria de Acentejo, para dejar constancia del trato dado hacia su hijo el día anterior. “Le cogió la ropa a la altura del cuello y lo arrastró por el suelo de piche, que se encontraba mojado por la lluvia”, expone en el escrito. También añade que hechos inadecuados como el anterior ocurren desde hace dos años y medio, que ha dado cuenta tanto a la inspección educativa de zona como a la dirección del colegio, no haciéndole “caso alguno”.

También declara que varias veces le ha visto mordidas al niño y este le responde que la auxiliar “es mala”, dado que es la manera que tiene el menor de encuadrar las cosas, “porque no es agresivo ni tampoco se autolesiona”. Estos hechos, subraya, ocurren cuando no se encuentra la tutora, solo la auxiliar.

Ayer, la misma persona puso otra denuncia en la Guardia Civil porque esta última “lo agarró fuertemente por el hombro” e incluso otro de los menores intervino a su favor al ver lo que le estaban haciendo. Asimismo, reiteró que estos hechos fueron puestos en conocimiento ante la dirección del centro, los Servicios Sociales y la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, pero a día de hoy no ha recibido respuesta. También pidió a este último departamento un traslado para su hijo y tampoco le han contestado.

Otra de las madres acudió asimismo ayer a la Guardia Civil por el trato dispensado el 8 de junio a su hijo por parte de la auxiliar. “Debido a un berrinche del menor, ella procede a apoyarse con las rodillas en la espalda del niño, mientras él se encontraba en el suelo, acostado decúbito prono”.
En su caso, es la primera vez que tiene conocimiento de hechos como este con su hijo, “aunque no con otros menores”. También ha observado lesiones o signos de violencia en el niño, pero cree que “son las normales que derivan de la actividad del menor”.

Retroceso

Las cuatro familias coinciden en que sus hijos son reticentes a hablar del colegio, han modificado sus actitudes y han sufrido un retroceso importante, pese a que dos de ellos que iban a colegios ordinarios en Samoga, en El Sauzal, y en Punta Brava, en el Puerto de la Cruz, habían logrado avances significativos. “Todo lo que los niños han aprendido son por los psicólogos y los pedagogos a los que van fuera del colegio”, manifiestan.

Los informes de una psicóloga externa indican que en el caso de uno de los menores se han detectado “desajustes emocionales y conductuales, que han derivado en agresiones, berrinches y autolesión en diferentes sesiones de terapia”. Los otros han sufrido cambios en el tratamiento farmacológico y a uno de ellos hubo que subirle la medicación porque viene “totalmente alterado del colegio”, apunta su progenitora.

“Hasta diciembre de 2014, mi hijo iba al CEIP Samoga, pero me dijeron que necesitaba más apoyo y una enseñanza más personalizada, con un equipo de profesionales que lo iban a ayudar más. Yo no sabía ni que existía un Aula Enclave. Me comentaron que había una plaza libre en La Matanza y en enero de 2015 empezó”, cuenta a este periódico una de las madres afectadas. “El niño, que tiene el síndrome de Prader-Willi, escribía, leía, identificaba los colores y comía solo perfectamente. Desde que entró a este colegio ha retrocedido en todos los aspectos, incluso cuando come. Me han vendido la moto”, sostiene. Algo similar cuenta otra mamá. “En el Puerto de la Cruz había un Aula Enclave maravillosa, donde se trataba a mi hijo con cariño, disciplina y recibía todas las atenciones que él demandaba”. Por eso, para volver a conseguirlo, la familia está dispuesta a cambiar de centro y de municipio.
Otro de los menores tiene doce años, lleva siete en el Aula Enclave “y no ha avanzado nada”, aunque su progenitora confiesa que lo que más le preocupa es el trato que recibe su hijo a diario.

Las familias están convencidas de que el CEIP La Matanza tiene un Aula Enclave “para conformar a las familias con hijos con necesidades especiales, pero que requieren de una educación digna igual que el resto. Y lo único que pedimos es que los traten como se merecen”, insisten.

Día de Canarias

La celebración del Día de Canarias fue la gota que colmó el vaso. Fueron los únicos alumnos que no actuaron y la “excusa” de los responsables del centro fue que “cambiaron de tutora y no les dio tiempo a ensayar nada. Se tiran la pelota unos a otros; el colegio a la Consejería y esta al colegio”, remarcan. Por eso las cuatro se presentaron en medio del patio a pedir explicaciones, “y nos querían mandar a callar”.

Las familias están dispuestas a llegar hasta el final, no quieren que sus hijos sigan allí y así se lo han hecho saber a Educación mediante un escrito presentado el 28 de marzo, pero todavía no les han contestado.

Desde comienzos del curso trasladaron lo que estaba ocurriendo con sus hijos a la dirección del CEIP y no les “hicieron caso”. Fueron a hablar con el inspector de zona, y el trato, dicen, fue el mismo, e incluso se los pidió por escrito.

Respuesta de la consejería

Al ser consultados sobre este asunto, los responsables del centro no quisieron ayer pronunciarse al respecto. Sin embargo, desde la Consejería de Educación y Universidades aseguraron que se ha pedido informe a la Inspección Educativa, que ya ha estado en el centro, para poder estudiar cuál es la situación.

“Nadie nos da respuestas ni soluciones. Hemos actuado acorde a las peticiones de todos ellos, empezando por hacer escritos y hasta reuniones, de las cuales no obtenemos resultados”
Faltan dos semanas para que finalicen las clases y las familias no saben a qué colegio irán sus hijos el próximo curso escolar. Lo que sí tienen claro es que no será el CEIP Acentejo. “Los niños tienen que ir al colegio a pasarlo bien, a aprender y disfrutar con sus compañeros, y nada de eso lo están haciendo”, finalizan.

El Ayuntamiento es la única administración que las escucha

La única administración pública que hasta el momento las ha escuchado ha sido el Ayuntamiento. La concejal de Educación, Jennifer Rodríguez Abreu, se solidariza con los padres y madres de los alumnos afectados, y asegura que tras tener conocimiento en las últimas semanas de los hechos y escuchar a las partes implicadas, entiende también que desde la dirección del CEIP Acentejo se han realizado los requerimientos necesarios ante sus superiores para encauzar un problema que se arrastra desde hace meses. “A pesar de ello, el asunto se dilata y ha llegado a un punto insostenible, sin respuesta de la Consejería a los padres y madres y, por supuesto, sin una solución a la vista”, apunta la edil. Por eso, desde el Ayuntamiento también se le ha solicitado a la Consejería de Educación que a la mayor brevedad posible conteste y ofrezca una solución satisfactoria a los afectados, que no pueden continuar viviendo en la incertidumbre de lo que ocurrirá el próximo curso escolar con sus hijos.

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