Maduro, Puigdemont y las Constituciones

Bajo el falso barniz de revolucionarios unos, y de independentistas otros, vemos por costas de Venezuela y España, como los líderes de ambas expresiones ¿populares?

Bajo el falso barniz de revolucionarios unos, y de independentistas otros, vemos por costas de Venezuela y España, como los líderes de ambas expresiones ¿populares?, tratan de manipular respectivas Constituciones y leyes para imponer el pensamiento político único, reescriben la Historia a conveniencia, y violentan la división de Poderes, en especial aquellos que pueden impedir sus actos abusivos.

Esos respectivos líderes, allá y aquí, no solo intentan ese mencionado saltarse el texto de las respectivas Constituciones vigentes, mas leyes y pactos firmados por sus antecesores, sino que en su afán por lograr sus objetivos ningunean o denigran al Poder Judicial; estigmatizan, obligan al exilio, encarcelan, reprimen, o silencian a la oposición; y amenazan con listas negras a funcionarios públicos. Sean simples civiles, o miembros de sus Fuerzas de Seguridad.

En Venezuela para concretar un referéndum Constituyente sin cabida en la Carta Magna sancionada durante el mandato del extinto presidente Hugo Chávez, a riesgo de convertir ese país en una copia de las fallidas y ensangrentadas Libia y Siria mientras, por estas costas, por idéntica metodología, buscan convertir a España en una copia de la extinta Yugoslavia: Un grupúsculo de pequeños países intrascendentes dentro de Europa, la comunidad de naciones y enfrentados entre sí.

Los causantes, Nicolás Maduro en Venezuela, y Carles Puigdemont en Cataluña, conocen esos riesgos pero los ignoran solo por afán de poder, siendo mas incomprensible aún que, en una España que cumple cuarenta años de democracia, igualdad, reconciliación, libertad, e igualdad de oportunidades, sectores supuestamente democráticos apoyen -como los acólitos del presidente venezolano- falsos victimismos, denuncias de inexistentes “complots imperiales”, o quejas contra una Madrid “represora y expoliadora”, mientras sus sociedades, con necesidades mas cotidianas, se las ve cada vez mas hartas de que ambos mandatarios crean que las Constituciones son chicles estirables a gusto y luego escupibles.
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