Stasi local

La Warner Bros. rodará en el edificio nacionalista de Galcerán una segunda edición de La vida de los otros, con Bermúdez en el papel de ingeniero-jefe de la Stasi y Clavijo montado en un coche polaco, fabricado en la RDA, estacionado enfrente y mirando siempre para arriba desde la ventanilla de manivela, mientras cae la nieve artificial sobre Galcerán para aderezar el escenario cutroso de la trama

La Warner Bros. rodará en el edificio nacionalista de Galcerán una segunda edición de La vida de los otros, con Bermúdez en el papel de ingeniero-jefe de la Stasi y Clavijo montado en un coche polaco, fabricado en la RDA, estacionado enfrente y mirando siempre para arriba desde la ventanilla de manivela, mientras cae la nieve artificial sobre Galcerán para aderezar el escenario cutroso de la trama. Aprovechando las exenciones al cine, Coalición Canaria se convierte en productora de un thriller de color pálido, con espías de gabardinas tipo Colombo -muy propias para este nuestro clima- y frecuentes alusiones, en los diálogos, a aquella frase mítica del franquismo: “Usted no sabe con quién está hablando”. Se le ha pedido a Linares colaboración en el guión. Pero Linares, plantado en el centro del lúgubre pasillo de Galcerán, sede de la Stasi, ha dicho, lacónicamente: “Yo no fui”. La película dura casi dos horas y le han dado a Bermúdez un papel estelar porque, por razones obvias, pasa siempre desapercibido en las escenas; parece que no está. Y, además, su labor es similar a la que lleva a cabo en el Ayuntamiento: como no hace nada, no se nota. He ahí el mérito del director de la película, Benito Yanuflakis, cogido al lazo por C. Alonso en una casa de lenocinio de Atenas, mientras le traía la palangana a Juanita. La cinta puede ser un éxito; es más, lo va a ser. Se rescatan figuras legendarias como Pedrín (sin Roberto Alcázar), el Papito (que vendía La Tarde), la Heidi, Cambray Zamorano, el Satán y otros conocidos actores de la farándula bananera, caracterizados de agentes de la Stasi, a las órdenes de Bermúdez. Una especie de nuevo Torrente, pero más cutre, si es que esto fuera posible, que a mi entender, no. Yo quiero un cameo.

TE PUEDE INTERESAR