otras coordenadas

Santiago Palenzuela, pintor atlántico

Coinciden en el tiempo la Expo del TEA Pintura y Poesía – La Tradición Canaria del Siglo XX, abierta desde Julio a Octubre en Santa Cruz, y la Expo de Artizar, La Laguna, abierta el 8 de Septiembre Odio Sobre Lienzo, donde podemos ver obra de Santiago Palenzuela, alguna en el TEA y completa en Artizar. Se clausuran ambas el 16 de Octubre. Cumple este año Santiago 50 años, que nos permiten valorar su larga trayectoria artística de más de 30 años. Titulado en Bellas Artes en La Laguna, su expresión artística es personal y autodidacta. En Santiago (Santa Cruz de Tenerife 1967), tenemos uno de los actores singulares del panorama canario. A encajar su figura en las coordenadas de nuestro arte, van las letras de hoy. La formación, los medios, la tradición, la personalidad, conforman las referencias con que se expresa. Hay quien dice que Canarias para su escala, produce más artistas que los que da un medio continental. Encerrado en una isla, el mar te libera y encadena, forma los barrotes de la isla-cárcel. Quizá sea una de las imágenes más poderosas del arte de Santiago sus “habitaciones inundadas”. Aquí aparece colocado en el mundo de lo “doméstico”. Allí donde se sitúa Vermeer (Delf, Holanda 1632-1675), que en las convulsas guerras nacionales de la Holanda del 17, se refugió en sus “habitaciones burguesas”, construyendo un mundo ideal y ajeno. El mismo mundo burgués que recreó Daniel Defoe, en la isla de Robinson Crusoe en 1719. Donde en su isla desierta, construyó toda una sociedad, fundada en los valores de la burguesía inglesa. En las “habitaciones” de Santiago, el mar las inunda. Alegoría del espacio doméstico que añora, pero que la sociedad globalizada ya no admite. Se ha inundado el ámbito de lo personal y con ello, la seguridad que la isla nos ofrece. Juan Manuel Bonnet, presentando su retrato de Luis Feria, colgado en la expo del TEA, decía en el 2000, que Santiago peca de “inocencia” y está en la “metafísica solar”. Sus “oníricas habitaciones inundadas”, ofrecen por el contrario la complejidad del “surrealismo canario”, ingrediente sustantivo de las realidades insulares. En su aparente simplicidad Santiago aborda el paisaje, el retrato y el bodegón, se expresa como pintor y escultor en obras de pequeño, medio y gran formato. Heredero del informalismo matérico de la España de los 60. Santiago no está en la austeridad cromática, ni en la visión sencilla y cotidiana de la espiritualidad, ni en la angustia por la existencia. No es como Antoni Tapies (1923-2012), que hace informalismo matérico, bodegones españoles, iconografía y grafitis. En la trayectoria de los artistas canarios, son atlánticos Oramas, Néstor, César Manrique y Santiago, que defienden el color y la luz, la fuerza de la naturaleza y el optimismo vital. Son diurnos, masculinos y proactivos. En cambio son “españoles”, Cristino de Vera, Manolo Millares, Oscar Domínguez, Luis Alberto Hernández, nocturnos, pesimistas y espirituales. No son como Oramas, que pinta la luz de la mañana y del mediodía, indigenista sereno. Ni como Néstor, “simbolista – modernista”, que en sus poemas del mar y la tierra, expresa toda la fuerza del Atlántico. Ni como César, que incluso en sus “cuadros negros”, es una explosión de sensualidad, vitalidad y optimismo. En este grupo encajamos a Santiago Palenzuela, pintor luminoso, excesivo, se sale del cuadro con su sensualidad matérica, borrando los límites entre pintura y escultura. Retales de Van Gogh, de Lucien Freud en los retratos, expresionismo abstracto, collage y assamblage, arte povo y arte pop, Warhol. El arte supera a la vida, allí donde se ejerce con pasión.

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