Igualdad

El Rey ha convocado la tercera ronda de consultas con los representantes designados por los distintos grupos políticos para su eventual propuesta de un candidato a la presidencia del Gobierno

El Rey ha convocado la tercera ronda de consultas con los representantes designados por los distintos grupos políticos para su eventual propuesta de un candidato a la presidencia del Gobierno. Y lo ha hecho con el margen justo de días por delante como para que se pudiera celebrar una nueva sesión de investidura, antes de que el día 2 de mayo se cumpla el plazo y otra vez se convoquen elecciones generales. Se ha tratado de una convocatoria previsible y obligada por el papel institucional del monarca, a la que comentaristas y tertulianos se han apresurado a concederle una trascendencia que no tiene.

Se ha dicho que el Rey no ha dado por cerrado el proceso de negociaciones y que ha querido recordar a los líderes políticos su obligación de buscar hasta el último momento un acercamiento que pueda llevarles al pacto. Pero el monarca ni ha dado por cerrado el proceso de negociaciones ni lo ha dejado de dar, y tampoco ha querido recordar nada a nadie. Se ha limitado a cumplir hasta el final el papel que le asigna la Constitución. Si de esta ronda de consultas sale algún candidato, bien. Y si no, también. No es probable, porque todos están ya en plena campaña electoral.

Al mismo tiempo, se acumulan las noticias sobre los enésimos casos de corrupción social y política, ínsitos en la cultura y en la historia de este país. Es evidente que aquí todo el que ha podido se ha embolsado dinero de los contribuyentes o los impositores. Algunos han robado millones y otros una licencia o una modesta reforma en su domicilio. Pero siempre ha sido dinero que jamás ha regresado a las arcas públicas.

La novedad en los llamados papeles de Panamá es la presunta implicación de miembros de poderosos grupos de presión progres, como el de los homosexuales o los artistas. Porque todo el que puede intenta proteger su dinero, sea legal o ilegal. Un actor como Imanol Arias ha declarado: “Nunca tuve la sensación de que fuera ilegal”. Conmovedor.

¿Y la igualdad? La gran pregunta sigue siendo por qué Mario Conde y su familia son detenidos; Conde y Bárcenas están en la cárcel, y los Pujol siguen en libertad, destruyendo pruebas y moviendo capitales. A lo peor es que poseen información sensible y Mariano Rajoy les debe favores capitales, políticos y de otra índole. A lo peor es que hace años Mario Conde intentó montar una alternativa política a los populares. Y a lo peor es que Bárcenas se ha negado a inmolarse por el partido. A lo peor.

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