El turismo activo solicita que se le compense por el fuego de La Palma

La entidad que agrupa a empresas de ocio y turismo activo subraya que el fuego afectó a los negocios que desarrollan sus servicios en los montes de la Isla, que tuvieron que suspender durante semanas sus actividades al cerrarse el acceso a varias zonas
Zonas habituales de recorrido para los turistas han quedado calcinadas. DA
Zonas habituales de recorrido para los turistas han quedado calcinadas. DA

Las empresas de ocio activo integradas en la asociación T-Activa han acordado solicitar al Gobierno de Canarias y al Cabildo que, integren en los cálculos de pérdidas por el incendio, las actividades turísticas suspendidas, así como el lucro cesante por inactividad para los próximos meses, mientras dure todo el período de extinción y seguridad.

Como consecuencia del reciente incendio que sufrió La Palma entre los días 3 y 11 de agosto y que afectó a más de 4.800 hectáreas, las empresas y profesionales de turismo y ocio activo, organizadas en torno a la Asociación T-Activa La Palma, han mantenido suspendidas o limitadas sus actividades en los parajes naturales de Cumbre Vieja y Tamanca. Las experiencias que necesitan de estos excepcionales lugares, como son los vuelos en parapente desde Los Campanarios, las actividades en Acropark, excursiones de senderismo o safaris en buggies a lo largo de toda la zona afectada, entre otras, no pudieron desarrollarse durante semanas mientras se mantuvo activo el incendio, y posteriormente se han visto limitadas por motivos de seguridad y pérdida de atractivo visual, lo que se prolongará durante meses.

ESPACIO NATURAL DEGRADADO
Cientos de turistas y excursionistas no podrán disfrutar de la oferta de actividades de las empresas de turismo activo, simplemente porque no se puede desarrollar en un espacio natural tan degradado. Estas empresas están formadas por autónomos, pequeñas empresas familiares que ante el presente desastre no pueden seguir adelante, máxime cuando estamos en plena temporada alta. Un incendio deja innumerables damnificados tras su paso de destrucción y desolación. Desde la asociación que agrupa a las empresas de turismo activo, se afirma que “el último incendio de La Palma, que partió de Jedey y acabó quemando casi 5 mil hectáreas de monte y medianías, dejó tras de sí un reguero de destrucción y desolación, con construcciones quemadas, cultivos arrasados, carreteras cortadas, telecomunicaciones afectadas, angustia de las familias afectadas, y, lo que es peor, la pérdida de una vida humana mientras luchaba por acabar con este desastre”. Las actividades turísticas, especialmente las de ocio activo, que tienen el monte como principal soporte, pasan desapercibidas pero no es estas empresas han tenido que paralizar su actividad.

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