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El Rey insta a los parlamentarios a “estar a la altura” para forjar grandes acuerdos

Les pide actuar con "generosidad" y "responsabilidad", conscientes de que España, a pesar de su diversidad, "no puede negarse a sí misma"

El Rey Felipe ha instado este jueves a los diputados y senadores de las Cortes Generales a “estar a la altura” de lo que los ciudadanos esperan de ellos y sean capaces de forjar grandes acuerdos actuando con “generosidad” y “responsabilidad”.

En el discurso con el que ha abierto formalmente la XII legislatura, el monarca ha advertido de que el periodo de casi un año de interinidad del Gobierno abierto tras las elecciones del 20 de diciembre generó “inquietud, malestar, desencanto” e incluso “distanciamiento” de la política en muchos ciudadanos, además de “preocupación” en el plano internacional.

Pero una vez que “la crisis de gobernabilidad se ha resuelto” con “diálogo, responsabilidad y generosidad”, ha animado a los parlamentarios a que demuestren “voluntad y capacidad de llegar a acuerdos, de lograr la mayor concertación en las cuestiones básicas”, lo que requiere del “compromiso de todos con el interés general para resolver los problemas de los ciudadanos”.

A los diputados y senadores les ha pedido que sean conscientes del “honor y la responsabilidad” que supone ostentar la legítima representación del pueblo español, tener el poder de decisión “sobre los asuntos esenciales de la vida nacional” desde un Parlamento que “debe ser, en todo momento, la casa común y el lugar de encuentro de todos los españoles”.

DESEA ÉXITOS A RAJOY

Tras felicitar al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, por conseguir haber sido investido y desearle “muchos éxitos”, el Rey ha admitido que el país afronta en la actualidad algunas dificultades “serias y graves” que no pueden sin embargo “hacer olvidar” los avances en “libertad, convivencia y progreso” conseguidos en las últimas décadas desde la restitución de la democracia.

“Nunca podremos valorar en toda su dimensión la serenidad, la ilusión y la esperanza del pueblo español en aquel entonces; nunca podremos agradecer suficientemente la valentía y la generosidad de aquellos que, con el dolor y la memoria todavía vivos en su alma, pusieron todo su corazón, toda su fuerza, para lograr por fin la reconciliación entre españoles y la democracia en España”, ha destacado, un elogio a la Transición que ha arrancado los aplausos del Hemiciclo.

El jefe del Estado ha enumerado los principales retos que el país, en su opinión, tiene por delante. Se ha referido en primer lugar a la mejora de la cohesión social, a la necesidad de que los más afectados por la crisis económica sientan “la solidaridad de la nación de la que forman parte”.

Junto al fortalecimiento del Estado de Bienestar, Felipe VI considera prioritario también regenerar la vida democrática combatiendo “con firmeza” la corrupción, que “tiene que llegar a ser un triste recuerdo”.

ALUSIÓN IMPLÍCITA A CATALUÑA

El monarca ha evitado referirse explícitamente a las tensiones independentistas en Cataluña, pero ha querido resaltar que la Constitución de 1978 ya reconoce la “diversidad” de España como una característica que define su propia identidad. “Una diversidad que nace de nuestra historia, nos engrandece y nos debe fortalecer”, ha añadido.

Y ha lanzado un aviso implícito a la Generalitat cuando ha advertido de que “el respeto y observancia de la ley y de las decisiones de los tribunales constituye una garantía esencial de la democracia” al impedir a los poderes públicos actuar con arbitrariedad.

“Igualmente, el diálogo y el entendimiento son exigencias de cualquier régimen de libertades. Por ello, el diálogo dentro del respeto a la ley es consustancial a la democracia”, ha precisado.

Este diálogo, ha continuado el monarca, debe ser “sincero y leal”, en el que el autogobierno de las Comunidades Autónomas “preserve las exigencias de igualdad entre todos los ciudadanos y la solidaridad entre todos los pueblos de España”.

“Un diálogo que se vea fortalecido e impulsado por el espíritu fraternal entre todos los españoles”, ha apostillado, porque “España no puede negarse a sí misma tal y como es; no puede renunciar a su propio ser; y no puede, en fin, renunciar al patrimonio común construido por todos y desde el que debemos seguir edificando un futuro compartido”.

NO CAER EN EL PESIMISMO

En estos tiempos de incertidumbre, el monarca ha animado a los españoles a que no caigan en el pesimismo ni en el espíritu destructivo, sino que por el contrario se dejen llevar por el “ánimo constructivo” y de “superación”, por “la pasión de vivir unida al deseo de progresar, por mirar hacia adelante”.

“Estoy convencido de que en el pueblo español late un profundo deseo de abrir una nueva etapa de prosperidad en nuestra historia centrada en el valor de la convivencia y el entendimiento y en nuestra voluntad de progresar juntos”, ha zanjado.

En su intervención, no ha faltado un recuerdo para las víctimas del terrorismo, ni tampoco una clara defensa del proyecto europeo. También ha querido dejar claro que, durante todo el periodo de interinidad del Gobierno, él ha actuado siempre con “neutralidad” e “independencia” ciñéndose en todo momento al cumplimiento de sus obligaciones constitucionales.

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