Mejorar la calidad de las prácticas en empresas como medio para aumentar la empleabilidad de los trabajadores es una de las políticas que más demanda y valora actualmente el tejido productivo español. Sin embargo, según revela el Observatorio de Competitividad Empresarial sobre Formación, elaborado por la Cámara de Comercio, seis de cada diez empresas desconoce lo que es la Formación Profesional Dual y solo el 8,7% participa en proyectos de este tipo. Por formación dual se entiende la alternancia entre la empresa y el centro educativo, con el fin de mejorar la cualificación profesional.
En Canarias, la tasa de paro juvenil alcanza el 54% y más del 20% de los menores de 30 años llevan más de un año buscando trabajo. De hecho, las Islas son una de las regiones de la Unión Europea con mayor nivel de paro juvenil. Además, el Archipiélago presenta una sobreabundancia de mano de obra poco cualificada, una escasez de perfiles profesionales con cualificaciones intermedias, así como carencias básicas en comunicación oral y escrita e idiomas.
En Alemania, por ejemplo, la tasa de desempleo juvenil se sitúa en el 7,9%, y en España se eleva hasta el 52, 7%. El 60 % de los jóvenes alemanes que terminan la enseñanza primaria realizan formación profesional y el 90% de los alumnos se quedan en la empresa tras finalizar dicha formación. Sin embargo, en Canarias la Formación Profesional Dual está aún en fase experimental, aunque se están llevando a cabo distintos proyectos en centro educativos, para lo que el Gobierno regional ha destinado unos 24 millones.
Desconexión
A pesar del contexto de crisis y las elevadas tasas de desempleo que azotan la economía en estos momentos, más del 20% de las ofertas de trabajo están dirigidas al colectivo con una titulación de Formación Profesional, lo que supone que una de cada cinco ofertas que se publican tiene como objetivo la contratación de un titulado en Formación Profesional. No obstante, el 36,4% de las empresas señala como principal obstáculo a la hora de participar en proyectos de formación profesional la falta de tiempo para tutelar a los estudiantes, seguido por la no disposición de puestos de trabajo para cubrir con estudiantes de este tipo de programas (33,3%) y el no tener claro los beneficios que puede reportar a la empresa (23,6%). En este caso, es evidente la “desconexión” entre las demandas empresariales y la formación. Solo el 36,2% de las empresas ha colaborado en alguna ocasión con las universidades en el ejercicio de su actividad productiva, nivel muy reducido en comparación con otros países de nuestro entorno. Las trabas percibidas por parte de las empresas se basan fundamentalmente en la burocracia y las diferencias en el lenguaje utilizado por las empresas y la universidad (36,2%). A estas barreras se une la particular coyuntura económica desfavorable sufrida durante los recientes años de crisis (40,9% de empresas así lo apunta). Entre las medidas que proponen las empresas para mejorar el sistema formativo está el incremento del gasto público en educación. En segundo lugar, casi el 80% de los empresarios cree necesario potenciar las asignaturas de idiomas y las estancias internacionales durante la formación reglada, así como garantizar un sistema educativo estable. Además plantean mejorar la calidad de las prácticas en empresas y la comunicación universidad-empresa para adaptar la oferta formativa a las necesidades del mercado laboral.
Preparación adecuada, pero ‘suspenso’ en idiomas
El Observatorio también valoró el nivel formativo de los trabajadores. La mayoría de empresas considera que disponen de una “formación adecuada a las habilidades requeridas” para desempeñar su actividad. No obstante, los idiomas siguen siendo la asignatura pendiente. Solo el 32,3% considera que el nivel es elevado o adecuado.
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