Educar personas

Me encanta en ocasiones saborear los recuerdos de mi niñez, esos días en los que iba al colegio, recuerdo al maestro como se preocupaba de cada personas, en las tareas y los recreos

Me encanta en ocasiones saborear los recuerdos de mi niñez, esos días en los que iba al colegio, recuerdo al maestro como se preocupaba de cada personas, en las tareas y los recreos.

Hoy ciertamente seguimos una línea en la educación de los más pequeños donde se han potenciado muchas técnicas educativas, donde los profesores disponen de medios audiovisuales extraordinarios para mejorar las experiencias educativas de nuestros pequeños. Pero no todo se queda en métodos y medios, debemos de fomentar el cambio de algunas estructuras educativas ancladas en el pasado.

Estamos empezado con buen pie a incluir en nuestras aulas con-ceptos tan importantes como la gestión emocional, es verdad que se están dando pasos muy cortos para que nuestros jóvenes sepan gestionar personas en su vida adulta.

El fomentar en las personas esas estrategias que les permitan cambiar la mirada, como verás es una forma de vivir que implica transformar nuestras vidas desde el sentido. Eso solo es posible si transformamos nuestros sistemas educativos dirigidos a esas acciones que valoren a la persona como gestora de su propio cambio, entendiendo que la vida en la que se embarcan nuestros hijos e hijas es un continuo proceso de crecimiento personal dirigidos a priorizar por encima de todo su bienestar y el de sus comunidades.

Educar en procesos de crecimiento personal implica fomentar actitudes y aptitudes que potencian el fomento de la autonomía y la libertad de los más pequeños. Pero eso se educa desde casa con la complicidad del colegio y los profesores, cosa que se pierde si alguna de las figuras educativas intenta imponer un criterio como acertado sin contar con la otra parte.

Es muy importante unificar las miradas educativas hacia los más pequeños: ni los padres pueden ir por su lado interpretando la educación de las futuras personas a su antojo, ni los colegios o profesores pueden imponer criterios que no entren dentro del patrón educativo familiar.

Debemos de caminar juntos por esta senda estrecha pero hermosa que es la educación de nuestros menores. No se trata de demonizar a los profesores como los malos de la película, ni de entender que todos los padres y madres son malos modelos educativos como sucede en ocasiones. Se trata de poner todas las fuerzas en aplicar criterios y acciones educativas que respeten a las personas que esta en construcción.

Todo ello incide en el día a día del menor en la actitud con la que afronta la vida, esa actitud que no solo se queda en un pensamiento o un sentimiento sino que conjuga pensamiento, ideas y creencias para que se transformen en personas adultas, que al final es de lo que se trata.

*Psicólogo y miembro de la Sociedad Española de Psicología Positiva

@jriveroperez

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