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José Marzilli: “El representante de actores trabaja y vive en la sombra”

El argentino José Marzilli asume cada contrato de trabajo como un matrimonio: “Dejar de representar a un actor es como pedirle el divorcio”, agrega entre risas el representante artístico que forjó la carrera del actor Javier Bardem y que conduce los pasos del mítico Jack Taylor
FOTO: ANDRÉS GUTIÉRREZ

El argentino José Marzilli asume cada contrato de trabajo como un matrimonio: “Dejar de representar a un actor es como pedirle el divorcio”, agrega entre risas el representante artístico que forjó la carrera del actor Javier Bardem y que conduce los pasos del mítico Jack Taylor. “Estoy encantado de estar en Tenerife, porque aquí viví un tiempo durante el rodaje de la película Óscar. Una pasión surrealista (de Lucas Fernández)”, recuerda. Marzilli estuvo presente en el Festival Isla Calavera, siempre a la sombra, de donde le rescatamos…

-Un representante vive siempre en la sombra. ¿En qué consiste su trabajo?
“Nuestro papel está en la sombra de todo. Un representante tiene que buscar guiones para los actores que tiene en su cartera, también tiene que hacer de puente entre productores y actores. Yo me tengo que leer los guiones y pasárselos a los intérpretes, advertirles si son buenos o malos. No obstante, casi siempre dejo que sea el actor el que decida. Respeto el hecho de que es él el que debe estar delante de la cámara y si está a disgusto, nunca dará todo lo que tiene. Nuestro trabajo siempre es muy satisfactorio, sobre todo cuando el actor o la actriz comienzan a triunfar, pero también tiene momentos desagradables: cuando la película no sale como se ha previsto. Muchas veces nos enfrentamos al problema de que las productoras no tienen dinero y no pueden pagar en los plazos establecidos, y somos nosotros los que debemos asumir la responsabilidad. Todo esto es parte de nuestro trabajo. Desde hace 10 años, un grupo de representantes nos hemos unido en armonía para realizar contratos más o menos iguales, para intentar resolver problemas en conjunto. Esta asociación se llama RAE, yo soy uno de los cinco fundadores”.

-¿Cómo llega al mundo de la representación de artistas?
“Soy argentino. Como había hecho algo de teatro en Buenos Aires y conocía a gente aquí, empecé a trabajar en producción en Barcelona, pero como el último mono. Era un trabajo que me gustaba y, además, necesitaba el dinero. Así estuve dos años. En un momento dado, una representante de actores me pidió que la sustituyera unos días porque tenía que viajar. Estuve un mes yo solo atendiendo su oficina. Ese trabajo me gustaba, pero no quería seguir trabajando con ella. Estando en casa, varios actores se pusieron en contacto conmigo para que les siguiera representando. 15 de ellos. Entonces comencé a buscar nuevos actores y así entré en este mundo. He trabajado con gente muy importante, otros se han marchado, otros han abandonado el trabajo. Por ejemplo, yo le hice la carrera en España a Javier Bardem, que es todavía mi representado”.

-¿Cómo fueron los inicios de Bardem?
“Empezó muy joven, con 19 años tan solo. Él había hecho cosas antes, pero su gran película fue Boca a Boca, con Penélope Cruz, jamás se me olvida esa casualidad. Desde ahí, ha hecho una gran carrera. Su primera nominación a los Óscar llegó con su papel de Reinaldo Arenas en Antes que anochezca, y eso que era muy joven. También recuerdo cuando Amenábar vino a mi casa para ofrecerle el papel protagonista en Mar adentro”.

-Además de Bardem o Jack Taylor, ¿qué otras joyas guarda en su cartera?
“Trabajo con Pilar Bardem, Jorge Bosso, Alicia Agut, Ayanta Barilli, Mabel Rivera, Ofelia Angélica, Yoro Karamihos y Lena Burke”.

-¿Cuanto más papeles suma un actor a su trayectoria, más alto es su ego?
“El ego en muchos actores es muy grande, quizá demasiado. A veces no lo soporto. Entonces, tengo que hacerle entender al actor o a la actriz que el ego es un sentimiento pasajero, porque en este trabajo andamos en una cuerda floja, en un sube y baja constante”.

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