la iniciativa de unos canarios solidarios

La ‘locura’ de la ONG Solidarios Canarios que se hizo realidad

El próximo sábado, la ONG Solidarios Canarios comienza la construcción de una escuela educativa y deportiva en la aldea gambiana de Jalokoto

Durante la Semana Santa de 2016, un grupo de amigos, que es así como se define la ONG Solidarios Canarios, tuvo una idea, una locura para muchos: construir una escuela, un dispensario médico y un campo de fútbol en la aldea gambiana de Jalokoto. Tras mucho esfuerzo, el próximo sábado, ese sueño comenzará a ser una realidad.

La historia es sumamente curiosa. La idea de llevar a cabo una escuela de fútbol surge del proyecto de fin de curso de un alumno matriculado en el grado de Técnico Deportivo en Fútbol en el IES Geneto, pero, una vez teniendo esa idea clara, la misma fue creciendo.

Lo primero fue comprar un terreno cumpliendo con todos los requisitos exigidos por el gobierno gambiano. El proyecto llegaría más tarde y, con un pozo de agua en construcción, algo fundamental en el desarrollo del proyecto, el sábado comenzarán los trabajos para llevar a cabo una escuela que contará con tres aulas para algo más de 30 alumnos cada una. Junto a ella, además de un dispensario médico que se acometerá en una segunda fase, llegará el campo de fútbol y otros deportes, pues el baloncesto y el voleibol tendrán también cabida en la escuela Fatim Jawara, nombre puesto en honor de la portera internacional de la selección femenina de Gambia que hace algo menos de dos años moría al naufragar la barca con la que intentaba cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa.

“Esperamos que en tres meses podamos tener ya lista la escuela y el pozo”, señala Carlos Sánchez, uno de los responsables de la ONG que admite que el camino ni ha sido ni está siendo fácil: “Siempre surgen inconvenientes. Íbamos a desplazarnos el sábado en un avión de carga para llevar material y, finalmente, lo haremos en uno comercial, con lo que tenemos que movernos para buscar la manera de llevar todo lo que queremos”.

A Carlos Sánchez lo acompañará un jefe de obra que estará en Jalokoto durante los tres meses que, en principio, puede durar la obra para la que, por ejemplo, hay que construir los materiales: “No es como aquí. Allí los bloques deben de ser hechos y, para ello, contratamos a personas nativas. Esperamos que, una vez esté todo acabado, podamos dar trabajo a seis o siete personas de la aldea y alrededores entre profesores, vigilante para el centro y demás”.

Todo este proyecto, desde la compra del terreno de 2.500 metros cuadrados a la adecuación y equipamiento de la escuela educativa y la de fútbol, se ha ido realizando con las aportaciones “granito a granito” de personas y pequeñas empresas que han creido en la idea de este grupo entusiasta, que, pese a las piedras que se han encontrado en el camino, siempre confiaron en que todo saldría adelante.

Justo eso, lograr la financiación, ha sido lo más complicado porque, como explica Carlos, no quieren que este proyecto sea “algo efímero”. “No es solo tener la idea y comenzarla, sino mantenerla en el tiempo, que tenga futuro. Como no sabes cuánto tiempo durará la construcción, desconoces el precio de la obra completa, por lo que siempre tienes que tener una previsión económica para ello”, indica el tinerfeño, ansioso por volar a Gambia una vez más.

Ahora quieren dar otro paso. Esperan que los niños y niñas de Jalokoto, además de recibir una educación y practicar su deporte favorito, puedan realizar, al menos, una comida al día en el centro: “La intención es que esos casi 109 niños tengan un desayuno diario, que lleguen por la mañana y puedan comer allí, asegurarnos que tengo, al menos, una comida. Además, en Gambia es obligatorio que los centros educativos luzcan uniformidad y también queremos propocionársela con las aportaciones hechas por madrinas y padrinos, algo que pondremos en marcha en breve”.

Al margen de muchas donaciones anónimas y del apoyo del IES Geneto, centros educativos como el Colegio Echeyde, a través de su Escuela de Baloncesto, han cedido canastas y balones para poder practicar baloncesto además de viajar a Gambia para eentrenar a los niños y niñas.

“Nunca se nos ha pasado por la cabeza que este proyecto no saliera adelante, porque tiene que salir. Una vez tengamos todo confiamos en que lleguen más apoyos que puedan ayudar a estos niños”, indica Carlos Sánchez.

Aquella locura, aquel pensamiento casi utópico de un grupo de Solidarios Canarios, comenzará a hacerse realidad el próximo sábado en la pequeña aldea gambiana de Jalokoto, logrando que educación y deporte vayan de la mano como la mejor manera de crecer en valores.

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