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Victoriano

Ha muerto Victoriano Ríos, como ya sabe todo el mundo, un nacionalista utópico que presidió el Parlamento de Canarias

Ha muerto Victoriano Ríos, como ya sabe todo el mundo, un nacionalista utópico que presidió el Parlamento de Canarias. No lo veía hace años, pero tuvimos frecuente contacto hace ya muchos. Y algunos encuentros interesantes, los tres: Victoriano, José Emilio García Gómez -un grandísimo alcalde y un hombre honrado a carta cabal, como él- y yo. Siempre hablábamos de nacionalismo, pero también de otras cosas. Buen jugador de envite, Victoriano Ríos fue uno de los padres de las AIC, si no me equivoco, que era la ATI elevada a región, una entelequia, una apuesta. Duró poco, para convertirse en Coalición Canaria; es decir, en un partido de políticos profesionales. He escrito en otra parte que cuando Victoriano me pidió que le hiciera su primer discurso parlamentario, recién elegido titular de la Cámara legislativa, insistió en que citara a Santa Teresa, como así hice. Aquel discurso, algo criticado por su ausencia de política y su exceso de literatura, a él le encantó. Y a mí, que lo hice. Un hombre recién llegado a la alta política no podía hablar de ella: tenía que aportar cierta dosis de cultura a la ramplonería que había en los escaños, con sus honrosas excepciones. Victoriano era médico, profesor universitario y buena persona. Y un canario apasionado, igual que de órdago eran sus espantadas en las partidas de envite. Cansado y enfermo, ha muerto el otro día. Yo no voy a entierros, porque me entristecen, pero lamento mucho su desaparición. Van cayendo aquellos pilares nacionalistas que no se habían edificado para otra cosa que para servir a su tierra. Todavía quedan algunos entre la legión de chiquilicuatres y machanguillos que pululan por los escaños parlamentarios, también con sus honrosísimas excepciones, por supuesto. A uno le apena que desaparezca gente formada, que deja impronta, como Victoriano.

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