el charco hondo

Cerrando el altillo

Me dice el altillo, y creo que no le falta razón, que el carnaval se deja sugerir, pero que no está en su naturaleza que le impongan o dicten sus tiempos

Me dice el altillo, y creo que no le falta razón, que el carnaval se deja sugerir, pero que no está en su naturaleza que le impongan o dicten sus tiempos. Lejos de la hoguera en la que arden algunas vanidades, al carnaval de la noche no se le conoce madre, ni padre al carnaval de día. El carnaval tiene cientos de miles de madres y padres que llevan décadas evolucionándolo, cambiándole las calles, los hábitos, las modas y las horas. Un día decidió subir, y ya llega a Méndez Núñez. Otro año se preguntó cómo se lo pasaría saliendo de día, y le encantó, tanto le gustó que lo de empezar a bailar desde el mediodía es una buena costumbre que ha llegado para quedarse. Más pronto que tarde tenía que pasar, y así se dijo y escribió mil veces, hasta que finalmente ocurrió. No hay semana grande de ciudad alguna que únicamente celebre por la noche. No solo no hay que volver a encerrar el carnaval en la noche, qué va, no es eso, claro que no, lo que hay que hacer es darle más días desde el mediodía; y si al avanzar la tarde la cosa se pone solo para adultos será que ya no son horas para estar en la calle si tienes hijos pequeños y no has encontrado con quien dejarlos, abre tus ojos, mira hacia arriba, disfruta las cosas buenas que tiene la vida. Hay que meterle más días de día al carnaval. Y hay que hacerlo porque el carnaval, que va por libre, ya lo ha decidido; luego, o se lo pones fácil o se echa a la calle igualmente. La pretensión de ponerle turnos de estricto cumplimiento es confundirlo con el horario de visitas a un museo, la cosa no va así. Al irse de día el carnaval ha logrado adelantar a la tarde las ganas de muchas edades que mejor tenerlas a la luz. Este carnaval es distinto, va cambiando, y al irse al día está recuperando a noveleros de otros municipios que por el día sí vienen, tanto que sí, pero no a medianoche. Me argumenta el altillo mientras guardo los disfraces en su estómago (y el altillo de carnavales algo sabe) que la fiesta debe seguir creciendo hacia el sol. El carnaval está pidiendo que le añadan otro día bailando desde el mediodía, tengo el alma en pedazos, ya no aguanto esta pena, tanto tiempo sin verte es como una condena.

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