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La cantata de la menceya loca

Güímar ha organizado, con la entusiasta colaboración de su Excelentísimo Ayuntamiento, una cena exclusiva para mujeres, en la que serán elegidas Miss Cachonda, Miss Estrecha y una licenciada en Follometría. No creo que hayan invitado como juradas del evento -¡qué horror!- a Carlota Corredera, la de Sálvame, que es algo así como hija adoptiva de Güímar, o quizá a Irene Montero, la portavoza de Podemos en el Congreso. Las dos pegan: son arrechas las jodidas. La curiosa elección se celebrará fuera del pueblo, en un bar de La Perdoma, o de por ahí, no sea que los vecinos se subleven y la cosa pase a mayores, Dios no lo quiera. Creo que Güímar ha entonado definitivamente, después de la raya fronteriza, los reparos levantados de la alcaldesa y el show mediático de Sálvame, su cantata de la menceya loca, sin señalar a nadie pero puestos ya a volvernos majaretas de género. Mi opinión personal es que el feminismo pasa por un rebumburún que no tiene desperdicio; y que se lo están cargando, como han dejado patente un montón de mujeres serias. Desde que al Congreso entró ese chiquillaje de Podemos, todo se les va en lactancias, anoraks raídos y mariconadas diversas, como piquitos en la boca entre dos barbados y demás familiares. No sé, me da que el bajón electoral de la izquierdona rancia es consecuencia de estos desajustes mentales, que están bien para un ratito, pero que no son propios de gente seria, que incluso enseña (¿) en la universidad. Por cierto, me han mandado un WhatsApp con un verso atribuido a Alfonso Ussía, ahora que Anna Gabriel se ha marchado a Venezuela. Dice así: “A orillas del Orinoco/le dijo un loro a un macaco:/o me estoy volviendo loco/o estoy oliendo a sobaco”.

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