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La facultad

Menos mal que Ricardo Acirón, paz descanse, en su Historia de la Universidad de La Laguna, me reconoce como fundador -con él- de la Facultad de Ciencias de la Información, de la que él mismo, cuando la invasión del Opus Dei, me dejó fuera, escondiendo mi expediente de aspirante al puesto de titular interino en un sótano. Yo creo que con la complicidad de mi amigo el rector José Carlos Alberto, aunque a José Carlos se lo he perdonado. Lo del escondite me lo contó Paco Pérez, que tiene buena memoria, profesor que fue de aquel antro. Antonio Alarcó, que duda de todo y de todos menos de sí mismo, y al que le dieron la carrera de periodismo -y hasta el doctorado- yendo poco por allí, duda de que yo fuera uno de los dos primeros profesores de la Facultad de Ciencias de la Información de La Laguna. Se atrevió a dudarlo en Los Limoneros, delante de unos amigos y de mí mismo. Yo fui quien le presenté a Acirón a todos los profesores de Madrid que la hicieron posible, sobre todo al decano y amigo Ángel Benito Jaén, un caballero. Acirón y yo nos convertimos un día en los dos primeros doctores en Ciencias de la Información de Canarias, él primero porque leyó su tesis en la Complutense dos horas antes que yo. Mi trabajo versó sobre la prensa patriótica en Canarias cuando la guerra civil. Ángel Benito me nombró profesor honorífico de la Complutense, en su cátedra de Teoría de la Información. Y luego llegó aquí el Opus y arrasó, aunque quien me quitó a mí la plaza, un tal Areal, se tuvo que marchar más tarde por razones de la retambufa. Mira que tengo cosas que contar, tantas que no creo que me dé tiempo.

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