el charco hondo

Un señor bajito vestido de blanco (y 2)

Inmediatamente después de las encendidas críticas al Gobierno lanzadas desde los escaños del PP durante el debate parlamentario de estos días

Inmediatamente después de las encendidas críticas al Gobierno lanzadas desde los escaños del PP durante el debate parlamentario de estos días, y según terminó de arremeter contra Coalición la portavoz del PSOE, habría estado bien que, siguiendo el guion de Perfectos desconocidos, de Álex de la Iglesia, populares y socialistas pusieran sobre una mesa, sin posibilidad de borrar llamadas o mensajes, sus teléfonos móviles, dejando al alcance de todos sus chats, notificaciones, llamadas salientes y mensajes enviados o recibidos en el transcurso de los últimos meses. Y entonces, con las cartas boca arriba, preguntarnos lo que el director en su personal versión de Perfetti sconosciuti, ¿podrían soportar socialistas y populares semejante desnudo epistolar o telefónico?, ¿sobrevivirían a la exposición pública de sus verdaderas conversaciones con CC? La fortaleza de este Gobierno la explica esa fragilidad argumental de PP y PSOE, empeñados absurdamente en negar la mayor, y lo mayúsculo es que la agresividad de estos días no encaja en la realidad de antes o después del debate. Ruido sin nueces. Los socialistas se equivocan al pasar de cero a cien en apenas unas horas, no cuela. ¿Y el PP? Habría sido razonable, y creíble, que Asier Antona hubiese iniciado su discurso aludiendo a que PP y CC han considerado necesario cerrar un pacto que dé estabilidad hasta final de legislatura a los gobiernos de España y Canarias, pero que, más allá de ese acuerdo, su partido considera que la gestión del Ejecutivo autonómico puede y debe mejorarse en esto o lo otro. Así o algo así. No se sostiene que propongan oxigenar la política los mismos que pactan oxígeno. Una vez más, Román Rodríguez ha sido quien resucitó el listón de parlamentarismos pasados. Poco más. El presidente se ha atrincherado en un discurso blanco, durmiendo el debate, evitando bajar al detalle para no mostrar sus vulnerabilidades. Ha sido del debate de perfectos conocidos que juegan a mostrarse como perfectos desconocidos. Nadie vio a un señor bajito vestido de blanco, pero a todos se les echa encima el 2019, año en el que entrará por la puerta principal un señor bajito vestido de naranja.

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