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Sepultado por un máster

Parece mentira que un país como el nuestro, con más de 500 años de historia, vaya a terminar sepultado por un máster

Parece mentira que un país como el nuestro, con más de 500 años de historia, vaya a terminar sepultado por un máster. Por lo leído, hay universidades que los conceden a barbecho, porque ahora resulta también que Pablo Casado (PP) hizo uno sin asistir a clase, lo que parece un poco incongruente. Por lo menos, a echar una parrafada con el profesor. Pero no es lo único incongruente del sistema universitario. Todo el mundo sabe que el Erasmus es un cachondeo y que la nota de selectividad se infla en algunos sitios, como por ejemplo en Canarias. O al menos eso se dice por ahí. No será siempre, digo yo, pero alguna vez sí será. Aquí, el que más o el que menos parece haber defraudado a la universidad en general, porque, ¿quién no se ha copiado alguna vez en un examen? En los tiempos de don Eulogio Alonso Villaverde Moris, ilustre catedrático de nuestra Facultad de Derecho, todo el mundo se copiaba. Y cuando, de vez en vez, don Eulogio trincaba a algún lerdo, éste gritaba: “¡No in fraganti, no delito!”, lo cual era una contradicción porque realmente era “¡Sí in fraganti, sí delito!”, o al menos, sí trampa. Lo de don Eulogio era mucho. Cuando preguntaba, en diálogo con sus alumnos, por el padre de la economía moderna, los hinchas del Real Madrid le contestaban que Alfredo Di Stéfano; y los del Barça, que Kubala. Y el pobre don Eulogio, en Babia. Famoso fue su incidente con la Guardia Civil. Hizo un adelantamiento indebido y lo paró la Benemérita, cuyos motoristas circulaban en sentido contrario y tuvieron que frenar. El cabo le amonestó, cortésmente: “Señor, ¿cómo es que adelanta usted con un obstáculo de frente? A lo que el profesor respondió, sin cortarse un pelo: “Agente, yo nunca he considerado un obstáculo a la Guardia Civil”. Fue saludado marcialmente y la multa perdonada.

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