el charco hondo

El bar de Paquita Salas

A veces lo sofisticado se encuentra con más facilidad en espacios y atmósferas (o producciones) aparentemente menores, simples. Ahora que las franquicias han enterrado el placer del asombro o la capacidad de sorpresa, aburriendo la estética de los centros urbanos, la autenticidad solo asoma en las calles, bares o plazas donde las marcas o el turista no llegan. Ocurre con las ciudades lo que pasa con las películas o las series: devoradas por la imparable cultura de los efectos especiales, resulta cada vez más complicado dar con algo cuya simplicidad rescate a la persona que se mueve bajo la piel del consumidor. Lo complejo aparece con más facilidad en rincones o guiones aparentemente sencillos. El talento sabe ingeniárselas y abrirse camino sin necesidad de grandísimos presupuestos o alardes técnicos, y si no que se lo pregunten a Paquita Salas. Algunos hemos llegado tarde a la emocionante humildad con la que Javier Ambrossi y Javier Calvo han construido una historia que regresa a lo básico reivindicándolo, demostrando que para tocar las teclas buenas, esas que conducen a la fibra, basta con los pocos metros cuadrados que ocupa PS Management. Sí, unos cuantos hemos entrado en PS con algún retraso, pero quienes creemos en la magia de algunos bares sabemos que las horas tardías son las que anuncian mejores risas, horas en las que la agitación da paso a la permeabilidad de aquellos de convierten el bar en una embajada de apátridas. Quienes no conozcan a Paquita Salas deben acercarse a Netflix y preguntar por ella. El buen gusto con el que pintan al artisteo y al país que llevamos dentro, o la complejísima sencillez sobre la que pasea el hilo conductor, convierten a los amigos de Paquita en esa tribu de reencarnados con la que te encantaría coincidir en las horas tardías de los bares de verdad, esos que tienen el techo castigado, la barra con cicatrices, las puertas de los baños reconvertidas en testamentos y las mesas con las marcas de colillas e ilusiones agotadas. Cuando algo es sanamente entrañable resulta muy complicado no dejarse llevar. El universo de Paquita Salas bien merece una visita, da igual entrar con retraso porque a PS Management y a los bares de verdad nunca se llega tarde.

TE PUEDE INTERESAR