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Millán escucha cabizbajo el relato de sus presuntas fechorías

Arranca el juicio a un exentrenador español de Atletismo para el que se pide entre 12 y 21 años de cárcel
Millán escucha cabizbajo el relato de sus presuntas fechorías. | FOTO: Fran Pallero

Miguel Ángel Millán escuchó esta mañana los relatos de sus presuntas fechorías como acusado de dos delitos de abusos sexuales denunciados por dos jóvenes tinerfeños que, en el momento de los hechos, eran menores de edad.

Millán, que lleva cerca de dos años en prisión provisional por estos hechos, lo hizo cabizbajo, pero sin inmutarse.

Luego, cuando el presidente de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, Joaquín Astor Landete, le preguntó si asumía los hechos formulados por la acusación pública y particular, la otrora leyenda del atletismo patrio, el entrenador que forjó la medalla de plata en Decatlon que se colgó al cuello Antonio Peñalver en Barcelona 92, musitó a media voz que no.

Ahora espera a Millán lo que, sin duda, será un auténtico calvario. Se presume que sean seis jornadas más del juicio iniciado esta mañana y que, a partir de ahora, se celebrará a puerta cerrada, como solicitó (y le fue aceptado) la acusación particular, en su afán de proteger a los jóvenes denunciantes.

Pero no por la ausencia de los medios en la Sala será más leve el proceso para Millán. Hoy mismo tuvo que escuchar las presuntas prácticas sexuales a las que supuestamente sometió a los chicos aprovechando su prevalencia como leyenda deportiva. Basta con recordar que la Fiscalía solicita 12 años de cárcel, mientras la acusación particular pide 21 años. Por su parte, la defensa requiere la absolución particular.

Esta mañana apenas se pudo asistir al posicionamiento de las partes, pero cuando se cierren las puertas a la prensa empezará la práctica de la prueba y, con ella, la sucesión de relatos que describen a Millán como un presunto depravado sexual.

Porque a los dos denunciantes se sumarán lo que contarán otras once presuntas víctimas de unos delitos que, en sus casos, ya están descritos.
Lo que nos cuentan es, en esencia, lo mismo, un modus operandi. Tenían entre 12 y 16 años cuando.ocurrieron los supuestos abusos, sea en Murcia hace 30 años, sea en Fuerteventura hace 12 años. Siempre aprovechando su autoridad moral, su prestigio; siempre castigando con la marginación a quienes no cedían o querían parar.

Será el jueves cuando Millán vea a su mejor obra, al citado Peñalver, decirle en su cara lo que realmente piensa de él, lo que sufrió y no se atrevió a denunciar hasta que supo sobre las denuncias en Tenerife.

Como también será el jueves cuando el expresidente de la Federación Española de Atletismo, José Luis Odriozola, tendrá que explicar cómo, sabiendo lo que había pasado en Murcia hace 30 años, no impidió que Millán volviera a entrenar en Tenerife.

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