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Última fase del rescate de Julen: los mineros bajan al pozo de 73 metros de profundidad

Comenzarán a cavar unos cuatro metros en horizontal pero con una inclinación, a 73 de profundidad, para llegar hasta el pozo donde se encuentra el niño
POZO RESCATE JULEN
POZO RESCATE JULEN
EUROPA PRESS

El dispositivo de rescate de Julen, el niño de dos años que cayó a un pozo de 25 centímetros de diámetro y 110 metros de profundidad hace ya once días, ha comenzado a desplegarse en la finca del municipio malagueño de Totalán.

El dispositivo está formado por ocho efectivos de la Brigada de Salvamento Minero desplazados desde Asturias, diez guardias civiles –ocho especialistas de Montaña y dos de Actividades Subacuáticas– y ocho bomberos del Consorcio Provincial de Málaga.

Este despliegue se realiza una vez han concluido los trabajos de acondicionamiento de la plataforma para acceder al pozo vertical, según han indicado desde la Subdelegación del Gobierno en Málaga.

Los efectivos de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa comenzarán a cavar unos cuatro metros en horizontal pero con una inclinación, a 73 de profundidad, para llegar hasta el pozo donde se encuentra el niño. Esta labor tiene un tiempo estimado de unas 24 horas, pero dependerá de las condiciones que encuentren.

El equipo de ocho mineros bajará de dos en dos en la cápsula diseñada por el director técnico del Consorcio Provincial de Bomberos de Málaga, Julián Moreno; y fabricada por dos herreros malagueños.

Será un trabajo complicado pero al que están acostumbrados. Estos especialistas, considerados un cuerpo de elite, comenzarán a cavar el acceso horizontal desde la ventana abierta en uno de los tubos, a la profundidad establecida, con palas y martillos neumáticos de aire comprimido. Irán con mascarillas, detectores de oxígeno y estarán en contacto con el operativo vía telefónica.

El pasado martes, el exjefe de la brigada Santiago Suárez explicó que el equipo de ocho efectivos tendrán que trabajar, en turnos de unos 40 minutos, de rodillas o tumbados. Bajarán en la cápsula fabricada para este rescate y a distancia del suelo “con el fin de dejarlo como caldera para que se lleve el escombro que van produciendo”. A medida que avancen, irán sosteniendo el techo y los laterales mediante un sistema de posteo típico de la minería de carbón.

Este es el último paso de unos complicados trabajos, propios de una obra de ingeniería civil, que se llevan acometiendo a contrarreloj desde el pasado 13 de enero, cuando el pequeño Julen cayó al pozo. Desde entonces el operativo ha venido trabajando sin descanso, mañana, tarde y noche, para rescatarlo.

Para ello, ha sido necesario mover más de 40.000 toneladas para lo que en condiciones normales se hubiera tardado meses. Así, se han tenido que perforar 60 metros en un pozo vertical paralelo al del niño, iniciado ya a una cota de -23 metros, en lo que se tardaron 55 horas. Además, han sido constantes las dificultades técnicas surgidas por la extrema dureza del terreno y por las irregularidades de las paredes horadadas que han ralentizado las labores de un rescate que cada vez está más cerca.

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