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La acusada de matar a su hijastro dice que el niño “odiaba” a su hijo

La mujer reconoció ayer que acabó con la vida del pequeño pegándole durante 40 minutos con un palo de madera de 25 centímetros de largo, coronado con una punta metálica
La acusada, con el pelo moreno de espaldas, y el padre de la víctima, ayer, en el juicio que se celebra en la Audiencia de Las Palmas
La acusada, con el pelo moreno de espaldas, y el padre de la víctima, ayer, en el juicio que se celebra en la Audiencia de Las Palmas
La acusada, con el pelo moreno de espaldas, y el padre de la víctima, ayer, en el juicio que se celebra en la Audiencia de Las Palmas. / El Español

La acusada de asesinar a palos a su hijastro de 9 años en el piso de la capital grancanaria donde vivía junto a su pareja y el descendiente de ambos dijo ayer ante un Tribunal de Jurado popular constituido en la Audiencia de Las Palmas que la víctima “odiaba” a su hijo, que es “su todo”.

En este juicio, la Fiscalía solicita prisión permanente revisable para la procesada, Na L., a quien imputa delitos de asesinato y maltrato habitual, y dos años de cárcel para el padre del menor fallecido, Rongchao H., al considerar que no hizo nada para evitar las lesiones continuadas que sufrió el niño a manos de su madrastra desde que en 2015 llegara a vivir al domicilio familiar.

La acusación particular, que representa a la madre del menor muerto, también acusa a la procesada de un asesinato y de malos tratos continuados, delito este último que también imputa al padre.

La defensa de Na L. solicita que los hechos que se juzgan se califiquen como homicidio y que el Jurado tenga en cuenta “el momento de locura que pudo haber sentido para no poder controlar ni su cuerpo ni su mente y llegar a un final tan doloroso para una madre, como es ella”.

A preguntas del Ministerio Fiscal, la acusada ha reconocido que la tarde del 8 de mayo acabó con la vida de la víctima tras agredirle durante 40 minutos con un palo de madera de 25 centímetros de largo, cinco centímetros de ancho y punta metálica, después de que el menor hubiera molestado y pegado previamente en la cabeza a su hijo y dijera que le odiaba.

“No pude controlar la mano. La cabeza me decía que parara, que igual el niño había muerto, pero estaba muy enfadada y fui egoísta y sólo pensé en mi hijo”, manifestó Na L. La procesada ha admitido que el menor fallecido y su hijo no se llevaban bien y ha dicho que la relación de su hijastro con ella fue buena al principio, hasta el punto de que a los dos meses de llegar al domicilio familiar el niño comenzó a llamarle “mamá”, pero luego “fue a peor” porque no le hacía caso, no la respetaba, no quería estudiar y le repetía que les odiaba a ella y a su hermanastro.

En ausencia

Además, la mujer aseguró que trató de corregir esas actitudes y “cambiar el futuro del niño” y que por eso le pegaba, siempre en ausencia del padre, que trabajaba como cocinero casi todo el día fuera de cada y que no lo veía cuando llegaba por la tarde y por la noche, bien porque ella se lo llevaba al parque o al supermercado, o porque el menor ya dormía.
Debido a sus obligaciones laborales, tampoco supo que el niño había acumulado 65 faltas a clase, ha asegurado ante el Jurado su padre, quien ha admitido que una vez reprendió a su expareja por una cicatriz que le vio al niño en la cara y que, según le dijo la mujer, se había hecho después de que ella le empujara.

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