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Seguridad aérea en manos canarias

Brokair Aviation Group, empresa radicada en Granadilla, con implantación en España, Francia y Portugal, se encarga del mantenimiento de las aeronaves de compañías como Vueling, Evelop y AlbaStar, entre otras. Actualmente instala el servicio de wifi a bordo en 120 aviones

Nació hace 10 años como una modesta consultora aeronáutica, pero el tiempo ha puesto a la empresa en su sitio después de que sus propietarios se la jugaran con una arriesgada y costosa apuesta. Hoy factura más de nueve millones de euros al año y es un referente nacional en la actividad del mantenimiento de aviones en los aeropuertos y en la formación de personal especializado en esta materia.

Brokair Aviation Group, la empresa fundada y dirigida por José Manuel Sanz, Santiago Rosas y Juan Pablo González, tres exempleados de la compañía Futura que decidieron volar con sus propias alas cuando la aerolínea para la que trabajaban dejó de hacerlo, estableció en octubre de 2017 el centro nacional e internacional de sus operaciones en el polígono industrial de Granadilla de Abona, después de prestar servicio hasta entonces en locales alquilados a AENA en el aeropuerto del Sur. DIARIO DE AVISOS visitó esta semana su sede.

“Era una necesidad disponer de unas instalaciones propias acordes con el proyecto que teníamos en la cabeza, un mini Silicon Valley en Granadilla. Este lugar nos da mayor proyección, visibilidad y posibilidades de crecimiento”, afirma Rosas, que subraya el origen insular de la compañía. “Somos una empresa canaria, sin un banco detrás, con el cien por cien de los recursos canarios”, aunque admite que “hay que estar un poco loco para meterse en un proyecto de esta envergadura”, algo que justifica en que “no sabíamos qué hacer con nuestras vidas cuando cerró Futura. Había un nicho de mercado, éramos un poco inconscientes y nos tiramos a la piscina”.

 


Las instalaciones sureñas, asentadas en dos edificios, constituyen la sede central de la actividad de la compañía, que actualmente cuenta con 120 trabajadores especializados en mantenimiento e instrucción aeronáutica repartidos por 18 aeropuertos de España (el último en incorporarse será Sevilla, la próxima semana), Francia y Portugal. Casi la mitad del personal desarrolla su trabajo en Tenerife. “El control de las tareas de mantenimiento que se realizan diariamente en los 18 aeropuertos es supervisado por ingenieros licenciados en las universidades públicas canarias”, explica Rosas. “De aquí se lleva todo el control de los 49 clientes que tenemos, entre ellos el Grupo IAG, Evelop, AlbaStar y Air Europa Express y Air France”.

Las instalaciones en los dos aeropuertos tinerfeños, así como en el resto, cuentan con todos los requisitos que exige la normativa europea para disponer de un centro de mantenimiento EASA (Agencia Europea de Seguridad Aérea), incluyendo las herramientas específicas aeronáuticas para desarrollar tareas como el cambio de ruedas y frenos y equipos de comprobación de los sistemas del avión.
En estos momentos, la empresa se encuentra en pleno proceso de instalación del servicio de wifi a bordo en 120 aviones de Vueling, en Barcelona, un cometido que obliga a parar cada aeronave una semana para que más de 70 trabajadores trabajen en ella.

Pero las dependencias de Granadilla también son la capital de la formación a escala nacional para la compañía. En unas modernas instalaciones, dotadas de los últimos avances técnicos, incluyendo pizarras digitales, ordenadores en las aulas y talleres con máquinas elevadoras para clasificar y acceder a herramientas y materiales, se preparan los futuros técnicos de mantenimiento de aeronaves. Aquí obtienen la formación básica, impartida en 2.430 horas, entre teoría y prácticas, ajustada a los requisitos a los que obliga la regulación europea.

“Prácticamente el cien por cien de los alumnos sale con trabajo incluso antes de terminar el ciclo de formación de dos años. Recientemente Ryanair y Lufthansa nos han pedido técnicos, y nosotros mismos no desaprovechamos la opción de contratar a quienes más despuntan porque la necesidad en el sector es grandísima, diría que crítica”, asegura Sanz, una situación que achaca a un salto generacional. “Mucha gente se ha jubilado sin que en su día se produjera un relevo y el sector ha crecido muchísimo, hay una demanda enorme”.
En cualquier caso, ambos empresarios aclaran que el número de alumnos se limita a un máximo de 20 por promoción, dada la especialización de la formación. “Nuestra intención es formar a técnicos de muy alta calidad y con un programa exigente, queremos que estén preparados para acceder a la vida laboral una vez terminen su formación”.

 

Pero, sin duda, la joya de la corona se halla en el edificio habilitado para las clases prácticas. Allí se encuentran un avión Learjet 35, de ocho plazas, reactor plenamente equipado para volar, en el que los alumnos realizan las prácticas, y medio fuselaje de un Airbus A320 que en su día los socios decidieron traer desde Madrid una vez finalizado el desmantelamiento del mismo. En su interior destaca un espectacular simulador de vuelo de este modelo de aeronave completamente equipado y con visual de 200 grados, lo que genera una sensación envolvente. No es el único, hay otro simulador de vuelo de un Boeing 737 NG para el entrenamiento de pilotos y el próximo mes llegará un tercero para aviones con motores turbohélice ATR (genérico). “Con los tres simuladores pretendemos abarcar el nicho de mercado que hay en Canarias, porque el 95% son de estas tres flotas”, apostilla José Manuel Sanz. Además de la academia de aviación de Granadilla, la compañía cuenta con un segundo centro de formación en Malta.

Disponer de parte del fuselaje de un Airbus A320 abre también la posibilidad a que las azafatas de vuelo puedan entrenarse ante una emergencia a bordo, desde apagar un fuego a tirarse por la rampa de evacuación. De hecho, en las próximas semanas Aviación Civil visitará las instalaciones para realizar una auditoría técnica con el fin de que el centro de Granadilla sea el primero en Canarias en disponer de maqueta real de avión con rampa, lo cual evitará que los TCP, tanto aspirantes de nuevo ingreso como personal en activo, tengan que desplazarse a la Península para realizar parte de esa formación.

Además del mantenimiento de aviones y de los cursos de formación, la empresa completa su oferta con la rama de ingeniería aeronáutica -un segmento más pequeño demandado por varios de sus clientes- y la denominada aviación ejecutiva (pasajeros que viajan en jet privado).

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