conversaciones en los limoneros

Raquel Atienza, candidata de Vox: “Nosotros no tenemos miedo de levantar banderas que otros han querido derribar”

Si, tras la entrevista, me preguntaran la opinión que yo he sacado de una mujer que acabo de conocer, Raquel Atienza Santana (La Laguna, 1986), yo habría respondido: “Sensata”
Raquel Atienza Santana,
abogada, candidata de Vox al Senado por Tenerife. | FOTO: Sergio Méndez

Si, tras la entrevista, me preguntaran la opinión que yo he sacado de una mujer que acabo de conocer, Raquel Atienza Santana (La Laguna, 1986), yo habría respondido: “Sensata”. Estamos en Los Limoneros, como cada lunes para ustedes. Raquel es candidata al Senado por Vox y por la isla de Tenerife. Y Vox, un partido demonizado por la izquierda (y a veces también por la derecha) que merece tanto respeto como los demás. Raquel es abogada, está casada con un economista y tienen dos niños pequeños. Pertenece a Vox desde 2015 y entró en el partido convencida de que era la opción desde la que mejor podía trabajar por España. Por cierto, no tiene miedo de hablar de patria, ni de bandera. Se echaban de menos estos conceptos.

-Con el veto, sobre todo de la extrema izquierda, llegaron ustedes a las redes. Y en ellas barrieron.
“Acudimos a las redes y llegamos a la gente, con Instagram a la cabeza. Mira, en Andalucía la mejor propaganda nos la hizo Susana Díaz. Y en cuanto a las redes, nos publican fake news, pero también llegamos muy bien, sobre todo a los más jóvenes; y sin intermediarios. La izquierda, con sus obsesiones, nos favorece mucho”.

-Con un 40% de indecisos en las encuestas, no conocen ni siquiera su verdadera fuerza.
“No, no la conocemos, pero sí la podemos imaginar, si extrapolamos lo de Andalucía a España entera”.

-A pesar de la mala prensa.
“La mala prensa y la manipulación de lo que decimos. Se han contado barbaridades de nosotros, como lo de las armas. Vamos a ver, ¿qué quieren, que un señor mayor que se defiende porque entran a su casa a robarle, a torturarle y quizá a matarlos a él y a su esposa, le pregunte al agresor el arma que lleva para calibrar la proporción de su defensa? Hay que modificar la regulación de la legítima defensa, tal y como hoy se contiene en el Código Penal, que es de una manera injusta. Porque si alguien entra de noche a tu casa, violentamente, no será precisamente para saludarte. Pero todo se malinterpreta. En otros países, el hogar es un santuario, no se puede violar”.

-Ustedes son partidarios de aplicar el artículo 155 de la Constitución a Cataluña. ¿Acabaría esto con el problema?
“Si se aplica correctamente, sí. Si se aplica de una forma descafeinada, como ya se hizo, no. Y si no cortas de raíz la manipulación de los medios de comunicación de obediencia autonómica, no haces nada tampoco”.

-¿Las famosas 100 medidas son el programa de Vox?
“Sí, en el caso de Canarias, con matizaciones y aplicaciones específicas debido al estatus regional”.

-¿Por qué estás en Vox?
“Pues porque allá por el 2014 me pregunté por quién iba a votar en las próximas elecciones. Y comprendí que este país tenía que tener una solución. Me leí los estatutos y el programa y me convenció”.

abogada, candidata de Vox al Senado por Tenerife. | FOTO: Sergio Méndez

-¿Qué opinas de la falta de respeto a la bandera (Pablo Iglesias, en Málaga, por ejemplo)?
“Nosotros levantaremos las banderas que ahora se están tirando por el suelo, las que otros han querido derribar. Porque las banderas constitucionales son símbolos sagrados que es preciso respetar y honrar”.

-¿A quién crees más, a Casado o a Rivera?
“A Casado, más que a la veleta naranja, que según soplan el levante y los alisios gira a un lado o al otro. Pero Casado carga con una pesada mochila, la credibilidad del PP, que no es fácil de llevar”.

-¿Pegaron los primeros carteles en libertad?
“Sí, muy bien, en las islas. Pero la sede de Santa Cruz nos la pintan día sí, día no. Y el cartel nos lo arrancan día sí y día no también. El otro día nos metieron por debajo de la puerta un papel con un corazón rosa dibujado en él y debajo una inscripción: “¡Fascistas!”. Muy tierno todo (insiste en que Vox no es un partido de ultraderecha, aunque la extrema izquierda diga lo que quiera. Sabe que la mejor propaganda de Vox se la está haciendo la propia izquierda, “que no es capaz de aprender de los errores del pasado”. Ya ocurrió en Andalucía, donde los ataques despiadados de Susana Díaz le dieron a Vox sus doce escaños parlamentarios).

-Los vetaron en San Jordi. Me refiero al mitin.
“Es que estaba en obras el pabellón, dijo Colau. Esto de Cataluña es curioso: tú no te puedes meter en el metro con una bandera de España, pero ellos con la estelada pueden ir a cualquier parte. Todo esto se tiene que acabar”.

-Cuando lleguen las municipales, ¿qué harán en Canarias?
“Estaremos en Santa Cruz, en el Cabildo, en La Laguna y puede que en algunas localidades del Sur. Hay que ir poco a poco”.

-¿Tu marido piensa como tú, Raquel?
“Sí. Él es un sevillano al que le gustan los toros y la Semana Santa, como a tantos y tantos; y piensa que las libertades individuales son un tesoro y el sentido de la patria, también”.

-Ya nadie habla de la patria.
“La patria es sagrada; y por supuesto a mí no me da vergüenza hablar de ella, todo lo contrario”.

-Hay una cita de Donoso Cortés, y perdona la pedantería, que dice que “el español que se avergüenza de su pasado no es buen español”.
“Estoy de acuerdo, aquí nos pasamos la vida avergonzándonos de nuestro pasado cuando lo que hay que hacer es amar la grandeza de una historia y aprender de los errores antiguos. Algunos se pasan el día borrando el pasado, sobre todo los sectores más radicales. Pero, ¿para qué? El propio Sánchez, con tal de él seguir en la Moncloa, pretende vender España a cualquier precio, incluso a gente que no la quiere”.

-¿Encarnan ustedes la valentía?
“No lo sé si la encarnamos, pero todos los que estamos en Vox somos gente valiente”.

-A la vista de las encuestas, ¿se puede repetir la sorpresa andaluza en las legislativas del 28 próximo?
“Existe un voto oculto, ya te lo dije, aunque nos hayan puesto tantas etiquetas que la gente pueda asustarse. Pero tarde o temprano perderá el miedo. Sánchez e Iglesias alientan el miedo a la derecha, manipulan la voluntad de los ciudadanos, pero la gente lo sabe”.

-¿Qué me dices de la moda exagerada de la igualdad en la actualidad?
“Hay que ser iguales, pero no a base de plantearlo como una idiotez”.

-¿Y sacar a Franco de donde está?
“Otra idiotez”.

-¿Y que cada español recupere a sus muertos de las guerras antiguas?
“Tienen derecho; pero todos, no solo un bando. Y que dejen en paz las viejas heridas de las dos Españas. En las dos se cometieron crueldades intolerables. Que se reparen las injusticias, pero mirando a un lado y a otro”.

-Ustedes son partidarios de centralizar servicios públicos, ¿no?
“Los que no funcionan; los que funcionan bien, no. Que nuestros impuestos sirvan para que los españoles vivamos mejor y que se gestionen esos impuestos desde donde mejor resulte para los ciudadanos, ya sea a través del Estado o de las actuales comunidades, con sus especificidades respectivas”.

-¿Y la educación?
“¿Me va a decir a mí Pablo Iglesias y compañía cómo tengo que educar a mis hijos? El derecho de los padres a elegir la educación que quieren que sus hijos reciban es irrenunciable, constitucional. Lo contrario sería un disparate y muy propio de una izquierda supremacista, que se erige como poseedora de la verdad moral absoluta; pero en Vox no vamos a pasar por el aro. Es la familia la que ha de transmitir los valores a los más pequeños, no los señores de Podemos”.

-¿Cuál fue el germen que ha hecho posible el nacimiento tan robusto de Vox?
“El hastío, las corruptelas y las corrupciones; por eso tenemos que ser más limpios que nadie. Por esos nuestros candidatos tienen que acreditar su situación legal personal y su solvencia moral. Tampoco queremos parásitos que no han trabajado en la vida y que vean en la política un medio para subsistir. De eso nada. Les pedimos, incluso, a los candidatos su vida laboral”.

(En Los Limoneros, la misma paz de siempre. Repito. La definición de esta mujer está enmarcada en la sensatez. Como ella piensa muchísima gente. Dice que se ha sentido cómoda conmigo. Yo tampoco quería hacer una entrevista de salón, pero no hay derecho a que nadie demonice a nadie. Y, de momento, Vox es una víctima de la intolerancia. Si no les gusta lo que digo, aquí hay libertad de pensamiento).

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