el charco hondo

Sound of silence

En España hay más mujeres que hombres (casi un millón más, según el censo de 2018). ¿Pueden cuatro hombres reflejar adecuadamente un día a día más femenino que masculino? Margaret Thatcher fue primera ministra británica desde 1979 a 1990. Angela Merkel es canciller alemana desde 2005. En España cinco hombres son el cartel de los cinco partidos que tendrán más escaños en el Congreso. En los debates de TVE y Atresmedia ni una sola mujer, y en el caso de Televisión Española ni siquiera se les ocurrió que una periodista llevara el debate. Peor aún, la imagen de la primera noche no fue la de Rivera convirtiendo su atril en una mesilla de noche, o el tributo que hizo a Simon y Garfunkel con su versión libre del Sound of silence. Tampoco la de los candidatos abusando de gráficos y papeles. Fue la de dos mujeres limpiando el suelo del plató mientras otras tantas mujeres terminaban de maquillar a los cuatro candidatos-gladiadores. ¿Cómo una conversación en la que solo participan hombres puede diagnosticar un país donde las mujeres son más de la mitad? Somos extraños, viejunos. Más tertulianos que estadistas, solo faltó que pusieran unos botellines de cerveza sobre los atriles para tener la foto de cuatro compañeros de trabajo echándose unas cañas el viernes por la tarde. Con todo, los debates han sido útiles. Han servido para confirmar que con Casado el PP parece un partido menor, más pequeño; o para constatar que este Rivera ha enterrado al anterior Rivera para mudarse a la derecha de la derecha. Iglesias, a ratos más triste que moderado, ha sido quien más ha ganado con los debates. Ganar no los ganó nadie, pero Iglesias desnudó a Sánchez forzándolo a no descartar un pacto con este Rivera, argumento suficiente para que un puñado de escaños pase estos días del PSOE a Podemos. Han servido los debates para comprobar que sanidad, dependencia, educación, empleo o vivienda suman menos minutos que el proceso catalán, o para temerse que un modelo territorial que pide a gritos una actualización ha quedado reducido a la condición de mero anexo de un tomo sobre el futuro de Cataluña. Sánchez ha sobrevivido porque le basta jugar regular para no perder el partido. Poco más. Cuatro colegas hablando de política y mujeres nunca han dado mucho de sí. Cuatro hombres difícilmente pueden ser el espejo donde se mire un país con más mujeres que hombres. Somos un país raro, antiguo.

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