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Editorial | A las puertas de un cambio histórico en Canarias

El PSOE ganó ayer las elecciones en la comunidad autónoma y se dispone a poner fin a 26 años de hegemonía de Coalición Canaria
DEMOCRACIA

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El PSOE ganó ayer las elecciones en la comunidad autónoma y se dispone a poner fin a 26 años de hegemonía de Coalición Canaria. El socialista Ángel Víctor Torres podrá gobernar con el llamado bloque de progreso, sin descartar otras opciones. Entre todas las alternativas que le permitirían acabar con un ciclo histórico de la política canaria, desplazando a CC, figura, incluso, el que ya se ha dado en llamar en los últimos días pacto de Mazo con el PP. Quiere esto decir que la corriente que empuja al cambio tiene socios de un amplio espectro ideológico. La alianza más sencilla entre el PSOE y CC, que en otros tiempos gozó de crédito, se torna más difícil que nunca.

Con todo, CC, que mejoró los resultados a costa del PP (dos diputados más habrían sido una buena renta si no fuera que el PSOE ganó 10) se ciñe a una única tabla de salvación para seguir gobernando. Pero necesita sí o sí, junto a PP y en su caso ASG, a Ciudadanos (Cs), y el partido de Vidina Espino ha dicho que no. Cs se erige en la gran llave de la política canaria (junto a ASG en el Parlamento regional) tras el escrutinio de anoche, al tener en sus dos manos (obtuvo dos escaños) facilitar el cambio al PSOE, tanto en el Gobierno autónomo como en la Alcaldía de Santa Cruz y el Cabildo insular de Tenerife, tres instituciones que perdería de golpe CC de una sentada.

Lo que se avecina es un Gobierno de progreso del PSOE con Nueva Canarias (NC), Podemos y ASG, con la abstencion de Cs, o cualquier otra fórmula que integre al partido de centro dentro o fuera del Ejecutivo. Se trata de un vuelco electoral en toda regla tras un cuarto de siglo en el poder del partido fundado por Manuel Hermoso desde la presidencia de Canarias en 1993, tras desalojar al socialista Jerónimo Saavedra en una moción de censura. Hasta ahora CC se había mostrado incombustible, maniobrando para sobrevivir incluso en minoría, como ha sido el caso del último Gobierno de Fernando Clavijo. El indudable desgaste de este último mandato, instalado en la fragilidad máxima,tras demasiados años sin alternancia, cuya foto se resumía en atascos, paro, pobreza y listas de espera, agravado con la imputación del presidente por el caso Grúas, acabó por facilitar las condiciones para el triunfo del PSOE. La ola socialista, que se inició el 28-A con Pedro Sánchez en las elecciones generales, se vio ratificada ayer en las europeas y en las municipales y autonómicas, con la excepción de Madrid.

Canarias no defraudó las expectativas del PSOE, cuyo líder, Ángel Víctor Torres, prometió cambio con las fuerzas de progreso con sus 25 escaños, ayudado de los 5 de NC, los 4 de Podemos y los 3 de ASG. Suman 37 en un Parlamento de 70, donde la mayoría absoluta está cifrada en 36. Los socialistas cuentan con Ciudadanos (2), que en caso de dar la espalda a las invitaciones de CC decantarían, a su vez, a los 3 diputados gomeros de Casimiro Curbelo, conscientes de que ya solos no servirían para apuntalar a Clavijo aun en el caso de que este contara con el apoyo del PP (11).

Torres tiene no solo esta baza para desactivar a Clavijo por la vía del centro, sino que, con la tradición de Canarias en materia de pactos, nadie descarta que se siente a hablar también con el PP. Con todo, se abre paso un Gobierno de progreso, habida cuenta de que Cs ha dicho por activa y por pasiva, uno, que no respaldaría a Clavijo dada su condición de imputado, y dos, que su intención es poner fin a la perpetuación de CC en el poder.

El mapa político canario se vio ayer sensiblemente alterado. Los cabildos registraron movimientos de gran calado. En Tenerife, el empate entre CC y PSOE pone en manos de Cs la conformación de un Gobierno insular estable. Al tratarse de uno de los feudos de Coalición, es evidente que esta plaza centraba ayer las mayores preocupaciones de dicho partido, ante la amenaza de un desalojo institucional en cadena. En La Palma, socialistas y coalicioneros se disputan la mayoría dependiendo de quién conquiste a un socio estable. En Gran Canaria, NC resistía, ante el PSOE, para revalidar la presidencia.

Sin duda, lo ocurrido en Santa Cruz de Tenerife y La Laguna, los dos principales viveros de la histórica ATI -embrión fundacional de CC-, ilustra la mirada al abismo de una etapa entera de la historia política de Tenerife y de Canarias. Pese a ser la lista más votada, tanto José Manuel Bermúdez, en Santa Cruz, como José Alberto Díaz en La Laguna, afrontan estoicamente la realidad de los votos y de los hechos. En La Laguna, el socialista Luis Yeray, convencido de conseguir empatar con CC en la Junta Electoral tras una disputa de 300 votos, tiene al alcance un pacto de izquierda con Unidas Podemos y Avante La Laguna, que le garantizaría la alcaldía para los próximos cuatro años. La caída de CC en La Laguna, tras la sucesión de escándalos y denuncias judiciales, que acabaron con el alcalde imputado por el caso Grúas, simboliza el final de un régimen que sobrevivió a otras olas del PSOE, como la de 2007 a cargo de Juan Fernando López Aguilar.

En la capital tinerfeña, la socialista Patricia Hernández, tras doblar los efectivos logrados por su partido en 2015 (de 4 a 9), propugna una eventual mayoría que la aúpe a la alcaldía con ayuda de Ciudadanos y el apoyo externo de Sí Se Puede. Bermúdez (10) mejoró sus resultados, como hizo en conjunto su partido, beneficiado por la caída del PP, pero de poco le valdría si no consigue aliados.

Canarias puede estar a las puertas de un cambio drástico que se materialice a partir de hoy en la mesa de negociaciones de los distintos pactos, que ya no serán en cascada. La irrupción de Cs en un escenario marcado por la impronta del cambio parece facilitar el diálogo con el PSOE para no dificultar su llegada a las esferas del poder en el Gobierno, cabildos y ayuntamientos más importantes del Archipiélago. La reelección con creces del alcalde socialista de Las Palmas de Gran Canaria, Augusto Hidalgo, estimula y explicita el giro socialista que ayer experimentaron las Islas.

El 26-M consagró una nueva era política en España, que retornó a los periodos de mayoría socialista iniciados con Felipe González en el 82 y en condiciones de mayor dificultad por la concurrencia de más fuerzas políticas. Sánchez se anotó ayer un éxito en las elecciones europeas, que oxigena una Eurocámara expuesta al asalto de fuerzas ultras y euroescépticas (en particular en Francia e Italia), un riesgo en parte atemperado por los partidos conservadores y de izquierda.

En el pulso entre el PP y Cs por el liderazgo conservador, diríase que el popular Pablo Casado amortiguó su derrota el 28-A con la toma de Madrid y tras sortear el sorpasso de Rivera. La investidura de Sánchez podría abrir nuevos cauces de entendimiento en la política española tras este superdomingo que culmina dos meses diabólicos de batalla electoral. Sánchez pidió ayer el final de las líneas rojas y los cinturones sanitarios, en una invitación a los grandes partidos a facilitar su elección en las Cortes, librándole de pagar el peaje de los diputados soberanistas. Podemos no redondeó su remontada, como hubiera querido para despejar un pacto de Gobierno con el PSOE. En Canarias estuvo por debajo de las expectativas. Pero su concurso, como el de NC, ASG y Cs, puede abrir las puertas a un cambio histórico.

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