el charco hondo

La conversación

Que hace apenas un par de semanas, pero parece que han pasado años. Aquellos días las conversaciones fueron invadidas por la política. En el bar de abajo el camarero hablaba de Vox mientras preparaba el descafeinado, de máquina, tibio, sin azúcar, ponle un poco de leche, como siempre; en el otro extremo de la barra, junto a la tragaperras, los de la ferretería empezaban la mañana declarándose alérgicos o enamorados de Pablo Iglesias. Hace solo veinte días al entrar en la peluquería se escuchaba a los clientes que esperaban su turno alabando o defendiendo a Sánchez, y especulando sobre si los independentistas catalanes serían o no decisivos después del veintiocho de abril. En las oficinas rara vez se hablaba de algo que no fuera sobre política, y nunca acababa la conversación sin que alguien agitara el rato deslizando que muchos de sus amigos votarían a Abascal. Hace apenas un par de semanas se hablaba de política a todas horas. La política sustituyó al fútbol, arrinconó al resto de temas refugio, esos asuntos a los que se recurre en conversaciones de viernes o fin de semana. Era frecuente escuchar a los indecisos de la derecha confesando sus dudas, preguntándose en alto si Casado o Rivera. Fue habitual que Ana Oramas asomara al principio o al final de las conversaciones. Todo el mundo hablaba a todas horas de política. Vox lo ocupaba todo. Vox esto. Vox lo otro. Vox por todas partes.

Tanto se habló de política en abril que no quedó política para las conversaciones de mayo. Esta campaña no está en la conversación. La conversación es otra. La gente ha dejado de hablar de política para volver a los temas refugio, a los asuntos de siempre. Mientras prepara el descafeinado, de máquina, tibio, sin azúcar, el camarero del bar de abajo habla del patinazo del Barça. Al otro lado de la barra, junto a la tragaperras, los de la ferretería comentan que se ha metido el calor. En las oficinas las series de televisión han recuperado su protagonismo en las charlas cruzadas. Los partidos no están en la conversación. Los candidatos no están en el orden del día de la peluquería. Tampoco Vox, fantasmalmente desaparecido. No lo están las europeas, ni las autonómicas, ni las locales. Esta campaña fue devorada por la anterior. Esta campaña no está en la conversación.

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