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Javier Nart: “Europa es un gigantesco estómago con una cabeza pequeñita”

El eurodiputado de Ciudadanos entiende que, dentro de lo malo, la marcha del Reino Unido y el distanciamiento de EE.UU. son una oportunidad para la Unión Europea
Javier Nart Peñalver, eurodiputado de Ciudadanos (grupo Renovar Europa, liberal). / DA
Javier Nart Peñalver, eurodiputado de Ciudadanos (grupo Renovar Europa, liberal). / DA
Javier Nart Peñalver, eurodiputado de Ciudadanos (grupo Renovar Europa, liberal). / DA

En la Europa de las razones, tres separatistas catalanes (dos, huidos de la Justicia y uno, en prisión preventiva) no tomarán posesión de su escaño en la Eurocámara porque se han desacreditado. Al acto celebrado el lunes 17 por la Junta Electoral Central (JEC) en el Congreso faltó el ministro de Asuntos Exteriores en funciones, Josep Borrell, por motivos bien diferentes: no se fugó de sus responsabilidades públicas. Quien sí acudió fue Javier Nart, que revalidó su escaño en las elecciones del 26 de mayo. Concurrió en la lista que encabezaba Luis Garicano. Era el número cuatro de los siete de Ciudadanos que entran, un gran salto desde los dos logrados en 2014. Se integran en el tercer grupo, después del Popular (Demócrata-Cristianos) y de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas. El de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa (ALDE), del que Nart ha sido vicepresidente y que alberga a los correligionarios del francés Emmanuel Macron, se llama ahora Renovar Europa.

En una conversación con DIARIO DE AVISOS, antes de dimitir de la ejecutiva de Cs, el abogado Javier Nart Peñalver enjuicia la actualidad y evoca momentos de su vida personal, profesional y política. A los nacionalistas secesionistas los tiene sentenciados: “No han hecho otra cosa que mentir. Pero han conseguido algo terrible, que el sentimiento aplaste al pensamiento”. Su alegato remueve conciencias: “El principal problema se resume en que mis hijos vivirán peor que yo. La clase media, que es la estabilidad, el consenso social y la democracia, está atacada por la precarización y por la distribución profundamente injusta de la riqueza y por una sociedad de exclusión. Todo eso es consecuencia del impacto de la globalización, la robotización y la informatización. Todo eso es lo esencial. Condenar a Vox no sirve para nada si no resuelves el problema. Vox es la consecuencia, como la fiebre, de una patología, de una enfermedad. Estos señores se quedan en decir que Vox es fascista. Hay una calificación, pero no una sustantivación. El populismo, de extrema derecha o de extrema izquierda, es una respuesta a un vacío. En el Parlamento Europeo estoy sentado aproximadamente en el centro izquierda, físicamente. El Parlamento Europeo es una media naranja, un poquito más, y cuando hay un voto miro a la llamada izquierda, después a Le Pen: en la mayor parte de las ocasiones votan lo mismo. Es el antisistema, que son una moneda con dos caras”.

La desconexión del Reino Unido le parece una imbrexilidad: “El escenario que preveo es el peor. Y deseo equivocarme con toda mi alma. Cuando observo un fenómeno, no me quedo en lo superestructural. Aunque la es-puma es blanca, la cerveza verdaderamente es amarilla. A mí no me importan ni me interesan las declaraciones de unos o de otros, ni siquiera las diferencias en la negociación. El Partido Conservador está hecho pedazos y el Partido Laborista se encuentra en un laberinto en el cual el señor [Jeremy] Corby está en un socialismo cristalizado en el siglo XIX, el socialismo prehistórico. El primer partido en las elecciones europeas ha sido el Partido del Brexit, que es mucho más duro que el UKIP [Partido de la Independencia]”; ambos, fundados por el ultranacionalista Nigel Farage. “Los votantes de izquierdas han rechazado la ambigüedad de Corbyn”. Sin embargo, el Partido del Brexit se estrelló en su primer asalto a la Cámara de los Comunes. Quedó segundo (tras los laboristas) en la votación especial de Peterborough, uno de las baluartes del brexit. “La sensibilidad británica respecto al brexit es nada con Europa”, infiere Javier Nart. “El partido de la fractura con dureza es tres veces más que el del Gobierno. Con este material, tras dos prórrogas después de casi tres años de negociaciones, ¿qué optimismo cabe? Nosotros nos vamos a romper una pierna, pero ellos se quedan tetrapléjicos, lo cual no me satisface. Como no hay pensamientos, sino sentimientos, en lugar de escuchar al Banco de Inglaterra, que dice que Gran Bretaña va a perder el 9,5% del PIB, que es una barbaridad, se aferran al ‘nosotros solos seremos más ricos y más prósperos’, lo mismo que los separatistas catalanes. La gran mentira. Para que Irlanda del Norte se mantenga en paz, hay que preservar el mercado único; ninguna frontera, ni económica ni personal. A todo esto, no hay respuestas”.

De refilón, Rusia: “El régimen de [Vladímir] Putin es una democracia chavista. O al revés. La democracia se articula en la decisión respecto al voto, pero que una mayoría aplaste a los discrepantes no es una democracia. Adolf Hitler ganó las elecciones y aplastó a la oposición desde la legalidad. La Constitución de Weimar nunca fue anulada [sancionada el 11 de noviembre de 1919, estableció una república federal con dieciocho estados y la elección de un presidente por votación popular con la facultad de designar al canciller]. En ese marco, el Parlamento le dio un voto habilitante a Hitler y, a partir de ahí, forjó una dictadura brutal. Desde un voto democrático. Putin hace una cosa que hay que entenderla para combatirla: utiliza nuestras contradicciones, nuestras debilidades, para desde un sistema monolítico de poder tratar de debilidad a la Unión Europea. No culpabilizo a mi adversario, que lo que trata es de conseguir ventajas. ¿Acaso Estados Unidos no practica una estrategia semejante con las campañas de desinformación? Para mí, un metro abarca 100 centímetros en las dos direcciones”.

De Donald Trump asevera que es el despertador de Europa: “Nos ha despertado de nuestro letargo. Europa se pasó desde el final de la Segunda Guerra Mundial dormitando sobre el paraguas de seguridad norteamericano: eso tiene una ventaja, y es que te gastas poco dinero en seguridad y puedes emplearlo en bienestar, pero hay un inconveniente muy grande: la externalización de la defensa debilitó la capacidad de respuesta de la Unión Europea hasta unos extremos absolutos de irrelevancia internacional. Europa es un gigantesco estómago con una cabeza pequeñita. Si estamos trabajando en una política de seguridad y defensa propia, no contradictoria con Estados Unidos, es gracias a que los británicos se van. La salida de Gran Bretaña acaba con el freno a los procesos de integración estratégicos de la Unión. Cuando Trump exige a Europa que invierta más en su defensa o dice que Estados Unidos se va a retirar, comete dos errores o uno enorme: nos despierta y, al despertarnos, nos convierte en más autónomos”.

Lo de Venezuela le enerva: “Ciudadanos, el PP y el PSOE promovimos en el Parlamento Europeo el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente constitucional por respeto a la democracia. La única institución democrática que todavía sobrevive en Venezuela es la Asamblea Nacional, que está castrada, rodeada, cercada y capada por el chavomadurismo. Lamentablemente, la capacidad de presión económica sobre Venezuela es muy limitada, porque Europa no adquiere petróleo, las relaciones económicas son muy escasas, no hay acuerdo de asociación y, por lo tanto, nuestra posición es inevitablemente política, con sanciones económicas personales dirigidas a los sátrapas locales y con el impulso de medidas solidarias respecto a las víctimas, que es apoyo a los exiliados y refugiados y bloqueo de los activos de los corruptos del madurismo. Mi posición, tanto en Venezuela como en Nicaragua es de presión máxima, con más capacidad en Nicaragua, porque hay acuerdos de asociación que ya hemos solicitado que se revisen para ser suspendidos por la barbarie represiva del régimen mal llamado sandinista, de Daniel Ortega”. Nart no habla de boquilla: “Yo fui miembro del Frente Sandinista, estuve en el frente sur, donde fui herido, colaboré con Daniel Ortega y Humberto Ortega en la lucha contra Anastasio Somoza. Casi me matan en esa lucha. Y tengo alguna autoridad moral para afirmar que ese régimen es liberticida y corrupto, torturador y asesino”. Recomienda la lectura de Del buen salvaje al buen revolucionario, un libro de 1976 escrito por Carlos Rangel, un miembro de la Alianza Progresista Revolucionaria Americana (APRA), del peruano Víctor Raúl Haya de la Torre: “Estos izquierdosos de pandereta necesitan un referente revolucionario a ser posible remoto y sobre todo angelical. El buen salvaje determina que hay personas que no están contaminadas por la civilización y que es un salvaje en estado del edén del paraíso puro, que es amable, convivencial, que no agarra la propiedad, que no explota. Eso jamás existió. Cuando vas a ver si se puede llamar salvaje a gente muy primitiva, te das cuenta de que son exactamente iguales que nosotros, con sus emociones, la solidaridad y la agresividad. Luego tienes al buen revolucionario, es el hombre nuevo cheguevarista. El Che Guevara fue una de las personas más sanguinarias y es un personaje que, por ejemplo, entendía la homosexualidad como una patología que debía ser curada en campos de concentración. Incluso te encuentras hoy en manifestaciones del orgullo gay a tíos que van con la camiseta del Che Guevara, que es como si ves a un judío con una camiseta de Hitler”. Sale a cuenta leer para destapar los cuentos.

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