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Mariano Rajoy se refleja en el espejo de Pedro Sánchez

El entorno del líder socialista y presidente en funciones recuerda al PP la abstención de 2016 y le pide un gesto por el bien de España
Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, espejo mutuo. / SUJA
Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, espejo mutuo. / SUJA
Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, espejo mutuo. / SUJA

Más de tres meses después de las elecciones generales, Pedro Sánchez se mira en un espejo converso y ve a Mariano Rajoy reflejado. La fallida investidura de julio sitúa al secretario general del PSOE en la tesitura de llamar a las urnas (el 10 de noviembre) o cambiar de sitio las pegatinas de colores para resolver el cubo de Rubik. Descartado el Gobierno de coalición con Podemos (sería como meter un caballo de Troya en el Consejo de Ministros, y sin mayoría absoluta), la relación con el partido de Pablo Iglesias se resume en un repertorio de tuits y declaraciones de “desconfianza mutua”. La dispersión del voto en la confluencia a la izquierda de la socialdemocracia no es proporcional. La situación política en la España de hoy se asemeja bastante al acertijo del zorro, la gallina y las semillas: “Un hombre tiene que cruzar un río con un zorro, un pollo y un saco de maíz. Dispone de una barca de remos, y solo puede llevar con él una cosa en la barca. Si el zorro y el pollo quedan solos, el zorro se come al pollo. Si el pollo y el maíz quedan solos, el pollo se come el maíz”. La solución: “El hombre y el pollo cruzan el río (el zorro y el maíz están seguros juntos), deja el pollo al otro lado y cruza de vuelta. Luego toma el zorro al otro lado del río, y como no puede dejarlo con el pollo, se trae el pollo de vuelta. Como el pollo y el maíz no pueden quedar solos, deja al pollo y cruza con el maíz adonde está el zorro. Después vuelve por el pollo y cruza con él por última vez”. O a este otro, el del lobo, la cabra y la col: “Un granjero fue al mercado y compró un lobo, una cabra y una col. Para volver a su casa tenía que cruzar un río. El granjero cuenta con una barca para cruzar a la otra orilla, pero en la barca solo caben él y una de sus compras. Si el lobo se queda solo con la cabra, se la come; si la cabra se queda sola con la col, se la come. El reto del granjero era cruzar él mismo y dejar sus compras a la otra orilla del río, con cada compra intacta”. Lo hizo así: “Vuelve, deja al lobo en el otro lado, regresa con la cabra, deja la col en el otro lado, vuelve y deja la cabra al otro lado”.

Pedro Sánchez y Rajoy reflejado en el espejo, en agosto de 2016. / PSOE

Sánchez se ha dedicado a marear La Codorniz (revista satírica publicada entre 1941 y 1978) y a entretener a sus aliados preferentes con El Papus (semanario neurasténico, 1973-1986). A Rajoy le bastaba el Marca para comprender que sin goles no se altera el resultado. En 2015, el PP contabilizaba el mismo número de escaños que contabiliza actualmente el PSOE: 123. Tras la ronda de contactos, Mariano Rajoy declinó la invitación del rey. Pedro Sánchez saltó a la arena, con Albert Rivera (Ciudadanos) de monosabio, y fue embestido porque Pablo Iglesias se refugió en el burladero. Los comicios de 2016 apenas modificaron el escenario. El PP subió a 137 (los años de existencia del PSOE, que retrocedió de 90 a 85).  Así las cosas, Rajoy hiló fino y se enredó con la abstención del grupo Socialista después de haber propugnado incluso una gran coalición. El PSOE entró en barrena y se estrelló contra el suelo con tal de no seguir bajando. La investidura de Rajoy costó la dimisión de Sánchez (“No es no”), que resurgió aupado por las bases y legitimado para relanzar al PSOE. Cumplió el objetivo a través de una moción de censura apoyada por Unidos Podemos, ERC, PDeCAT, PNV, Compromís, EH Bildu y NC, en junio de 2018. Sin embargo, el 13 de febrero de 2019, el pleno del Congreso devolvió al Ejecutivo el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado de 2019 al prosperar las enmiendas de totalidad presentadas por el PP, Cs, CC, Foro Asturias y los separatistas catalanes de ERC y el PDeCAT. Las últimas cuentas de Rajoy continúan prorrogadas. Aquel varapalo derivó en las elecciones del 28A, en las que el PSOE doblegó al PP: la suma del segundo y el tercero (Cs) y el triple que Unidas Podemos. Pero los experimentos con tubos de ensayo burbujean en el laboratorio. La física y la química se repelen tanto como el agua y el aceite. Aunque, en la noche de la celebración ante la sede federal, los simpatizantes gritaban que “Rivera no”, la fórmula PSOE-CS es la que suscita un mayor consenso social y económico por la garantía de estabilidad que ofrece a priori. Además, está el precedente del acuerdo programático para un Gobierno “reformista y de progreso” firmado en febrero de 2016.

Mariano Rajoy, en el Foro Premium del Atlántico, de DIARIO DE AVISOS. / SERGIO MÉNDEZ
Mariano Rajoy, en el Foro Premium del Atlántico, de DIARIO DE AVISOS. / SERGIO MÉNDEZ

El 20 de junio, Mariano Rajoy reapareció en un acto público (no en campaña). Lo hizo en el Foro Premium del Atlántico, de la FUNDACIÓN DIARIO DE AVISOS. En el Grand Hotel Mencey, de Santa Cruz de Tenerife, el expresidente se soltó la lengua (en el buen sentido de la palabra) y compartió algunas confidencias. “El PSOE está muy lejos de contar con una mayoría suficiente para gobernar”, observó. “Las opciones posibles a la hora de ganar el voto de investidura son muy variadas: las de conseguir una mayoría para gobernar son menos y mucha más difíciles de lograr. La investidura se puede alcanzar de varias maneras: un acuerdo con Ciudadanos, que, si se lleva aparejado un pacto programático, permitiría a ese Ejecutivo contar con una sólida mayoría. Si nos atenemos a lo escuchado hasta ahora por los responsables de ambas formaciones políticas, eso parece poco probable. También es posible un acuerdo que repita eso conocido como la mayoría Frankenstein, que permitió al PSOE acceder al Gobierno, con Podemos, el PNV y los separatistas. No era ciertamente fácil y por eso hubo que convocar unas nuevas elecciones. Ni aprobar los Presupuestos. Otra posibilidad, la tercera, es que el líder socialista, el más votado, logre la investidura si consigue una fórmula de equilibrio entre los apoyos y las abstenciones necesarias para ello. Las combinaciones son casi infinitas y ninguna de ellas es fácil. Ahora bien, una cosa es superar la sesión de investidura y otra muy distinta gobernar. Se puede gobernar mediante un acuerdo con Ciudadanos. Ya es mucho más complicado conseguir 176 escaños con otras fuerzas políticas. En cualquier caso, mi opinión es que lo que necesita España es lo siguiente: un Gobierno estable, con 176 diputados, y un Gobierno cuyo candidato a la investidura presente un programa para cuatro años y que sea ratificado por 176 diputados; un Gobierno lo más moderado y centrado posible y un Gobierno que mantenga la prudencia y la disciplina en las políticas fiscales (controlar el déficit público, fundamental; reducir la deuda y no subir los impuestos). Sería importante no derogar las reformas económicas que se hicieron en España en estos últimos años; por una única razón: no se trata de ser doctrinario ni de decir que las reformas estaban bien o dejaban de estarlo, porque han funcionado y, particularmente, la reforma laboral, decisiva para el crecimiento. Ni reformar la ley de estabilidad presupuestaria ni la energética. Por último, continuar por la senda reformista, que da buenos resultados, genera bienestar y riqueza”.

Rajoy no dejó pasar la ocasión para referirse al desafío secesionista: “Constituye un factor de inestabilidad y desgaste desde hace tiempo. No es un fenómeno sin precedentes en nuestra historia. Ha habido otros momentos de gran tensión y de consecuencias dramáticas y estamos aquí. Lo que hemos vivido hace apenas dos años se ha saldado con la eficacia y la moderación propias de un Estado democrático donde impera el principio de legalidad. El marco constitucional se ha impuesto frente al proceso de desobediencia y de desafío. La democracia española supo dar una respuesta política con la aplicación del artículo 155 y la destitución del Gobierno de Carles Puigdemont.  Con el apoyo de los dos grandes partidos nacionales y de Ciudadanos. Luego hubo un juicio. España va a seguir siendo un país unido donde prevalece la norma constitucional”. Finalmente resaltó “el grave deterioro que todo este desafío ha causado a la economía y a la convivencia de los ciudadanos españoles”.

Durante el coloquio y en una posterior entrevista con este periódico, Mariano Rajoy evocó que le dijo a Felipe VI que no iba a la investidura porque sus posibilidades de ser elegido eran cero: “Lo intentó Pedro Sánchez y a elecciones. Ya en 2016 se fraguó [el PP] un pacto con Ciudadanos, con 170 votos de 176, fuimos relativamente rápido. Lo ideal es tener 176 diputados en la investidura, un programa de gobierno, que sea moderado, que esté en la centralidad. Pero más importante que el tiempo es un Gobierno que pueda gobernar y que dé tranquilidad. La mejor forma de no ir a unas elecciones y asegurar la estabilidad, la certidumbre, la tranquilidad y un horizonte despejado de cuatro años es hacer un esfuerzo para sumar 176 diputados. Al día siguiente de las elecciones del 21 de diciembre de 2015 comparecí para proponer un modelo de gobierno como el alemán. No fue posible. Lo volvió a plantear en 2016, tampoco fue posible”.

En una misiva, 66 parlamentarios del PSOE que en octubre de 2016 se abstuvieron para que Mariano Rajoy gobernara apelan a los 66 del PP: “No os pedimos la abstención a favor de un Gobierno socialista. Os pedimos que os abstengáis para que España tenga un Gobierno. No os pedimos que hagáis nada que no hayamos hecho antes nosotros”. Entre los signatarios figuran la vice del PSOE, Adriana Lastra, y el secretario de Organización, José Luis Ábalos. La historia se repite en el hemiciclo vicioso.

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