el búho de minerva

Sueño con serpientes, por Manuel Fresnadillo

Lo que ha acontecido estos días con la investidura fallida de Sánchez tiene dos crónicas, una de superficie y otra de fondo. La primera es la más vendible, la más tolerante para un sector importante de la ciudadanía, por eso, es la más publicitada en los medios de comunicación, tan proclives al politiqueo. Sin embargo, la de fondo, la que está tras el telón del teatro de la política, es la que hay que tener en cuenta. Lo cierto es que la investidura para nombrar a un presidente de Gobierno ha sido un fiasco. Pedro Sánchez no ha conseguido su objetivo. Recuerden que en 2016 llegó a pactar con Ciudadanos y que no salió elegido, ya decía lo que ha dicho ahora de Podemos: “Ustedes han impedido que forme un Gobierno progresista (¿con Ciudadanos?) en España”. Posteriormente a eso, Rajoy intentó la investidura, pero se encontró con el no irrevocable de Sánchez para que su partido se abstuviese. ¡Y la semana pasada, sorprendentemente, en su discurso de investidura recabó del PP su abstención! ¿Pero, Sr. Sánchez, no tiene memoria? Es más, recuerdan a Sánchez en una entrevista hace un par de años con Jordi Évole cómo se deshacía en elogios hacia Podemos, llegando a decir que deseaba llegar a una fraternidad política con ellos. Pues ahora los culpa del fracaso cosechado. Cuando, como ya he dicho, antes de encarar el discurso para ungirse presidente escondía un no apriorístico a Podemos. ¿Cabe más veleidad política? ¿Se puede ser más falso?

Podemos, por su parte, todo hay que decirlo, ha intentado entrar en el Gobierno de manera legítima, pero no me creo del todo sus razones repletas de bonhomía, me refiero a cuando dicen: “Ante todo queremos mejorar la vida de la gente. No tanto, confiesen la verdad: han querido entrar para sobrevivir políticamente, dado el momento delicado que están pasando, y para lograr su cuota de poder. Pero como anuncié, vamos a ver qué se oculta tras la tramoya representada estos días.

Hace un tiempo, ante la insurrección del Gobierno catalán, a los voceros del poder político se les llenó la boca de acusar a aquello de antidemocrático. Argüían que la democracia es el imperio de la ley. Se equivocaron, la democracia es el imperio de la política. Es la máxima expresión de la política, Heidegger hubiera dicho que es el río por donde circula el ser de lo político. ¿Pero qué ocurre cuando hay una serpiente que inocula su veneno a la política? Pues que se acaba la democracia y languidece la política. ¿Qué le queda entonces a esta para sobrevivir de algún modo? Convertirse en un juego de mentiras y falsedades, y dar paso a la corrupción. La corrupción es la antipolítica, y le hace un favor a la serpiente. ¿Pero quién es la serpiente y su veneno? El Capital y su superestructura. Es esta aletheia (verdad desocultada para la filosofía griega) la que opera tras lo que sucedido en el desencuentro entre PSOE y Podemos.

La Banca, las eléctricas, el IBEX 35 -vamos a ponerle nombre al Capital- han amenazado al PSOE de lo que ocurriría si entraba Podemos a gobernar con ellos. Pero no solo es el poder financiero, en el propio PSOE hay poderes fácticos adláteres del capitalismo, si no pregúntele a Felipe González, él sabe mucho de eso. Y para completar de señalar lo fáctico, la Monarquía y su entorno también juegan su papel, existen muchos privilegios y favores en ese mundo, aparte de Juan Carlos I, Arabia Saudí y el petróleo, por lo que un Gobierno de izquierdas auténtico sería intolerable para esta panda. ¿Saben que los socialistas deben muchos millones de euros a la Banca? ¿Saben lo que dijo José Manuel Soria cuando era ministro de Industria con el PP ante el ofrecimiento de una máquina diseñada por Vázquez Figueroa para abaratar la electricidad? “La electricidad tiene que ser cara”. La historia de la máquina desaladora de Vázquez Figueroa es atroz. Y se resume en tener la posibilidad de tener agua extra con el añadido de producir energía gratis; bien, pues ha sido ninguneado por la clase política y por las empresas acuíferas. ¡Qué desprecio tan feroz a los ciudadanos! ¡Hasta cuándo hemos de soportar este marasmo político-económico! Luego se descubrió que Soria tenía dinero en paraísos fiscales. Y así se explica también que los consejos de administración de las eléctricas estén llenos de políticos. ¿Qué ocurrió cuando todo un Tribunal Supremo dicta una resolución que no favorece a la Banca y a renglón seguido la anula, saltándose olímpicamente los protocolos judiciales? La política y la Justicia desustanciados por el auténtico poder fáctico, el dinero. La vida y sus valores inmolados ante el altar de lo crematístico.

Heidegger en su primera filosofía dijo: “La técnica es un dique en el río del ser”, pero, desde mi punto de vista, no hizo una crítica contundente al capitalismo por su discrepancia con Marx, además, él usaba la palabra americanismo para referirse al capitalismo, no comprendió que este no tiene patria. Sin embargo, ya Lenin en su obra ¿Qué hacer? se preguntaba cómo se podía articular el marxismo en un partido político y construir un dique de contención al capitalismo. Luego irrumpió la revolución rusa dirigida por él y los bolcheviques, pero la solución ofrecida no fue la adecuada. Lenin no resolvió el problema del poder y se convirtió en un déspota. No se puede echar a los capitalistas y ocupar sus palacios. Hay que destruirlos, y con los palacios me refiero a los modos del poder. Pero es que la serpiente es muy venenosa y su poder inmenso. Y además con el paso del tiempo adopta diversos disfraces. ¿Acertaba Platón en la República cuando afirmaba que el único gobernante bueno para la polis era el filósofo rey? Sería una fórmula nunca probada, filosofía y política yendo de consuno. Pero alguno me replicará, no sin razón, que la Filosofía tiene que ser siempre crítica con el poder y no entrar en su dinámica. La Filosofía sería un oxímoron si entrara en política, pues tiene voluntad de verdad, mientras que aquella tiene voluntad de mentira. ¿Entonces no se pueden cambiar las cosas, no se puede detener al viento rancio del capital y despejar el camino a la Política, cuyo fin tiene que ser el ciudadano y cuya misión la de objetivar la posibilidad de emancipación de los pueblos y del individuo? No tengo una respuesta clara para eso.

Razón tenia Silvio Rodríguez en su canción Sueño con serpientes, escúchenla, a lo mejor allí está la solución.

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