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El dedo en la llaga: sí hubo ‘quid pro quo’; el espectáculo del juicio político de Donald Trump

Estados Unidos ha vivido una semana turbulenta debido a las tormentas políticas originadas por las audiencias públicas en el juicio del presidente Trump
DONALD TRUMP
DONALD TRUMP
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. / EUROPA PRESS

Estados Unidos ha vivido una semana turbulenta debido a las tormentas políticas originadas por las audiencias públicas en el juicio del presidente Trump. En un espectáculo difícil de ignorar, una serie de personajes militares, altos cargos de la Administración, y diplomáticos comparecieron ante el Comité encargado de recoger los testimonios en la Cámara de Representantes, siendo en más ocasiones tratados como acusados que como testigos en el caso, acosados, desprestigiados e, incluso, señalados como traidores por aquellos a los que no les gustó escuchar lo que estos testigos tenían que decir.

EL DEDO EN LA LLAGA: HUBO ‘QUID PRO QUO’

Los últimos en prestar declaración fueron Fiona Hill, conocida experta en Rusia que trabajó hasta este verano como directora principal del Consejo de Seguridad Nacional y el funcionario del Servicio Exterior David Holmes, consejero político de la Embajada de los Estados Unidos en Kiev. Hill testificó ante los legisladores su preocupación en el tema de Ucrania, por el hecho de que Trump habría buscado favores por parte del presidente ucraniano a cambio de asistencia financiera continua -que ya había sido autorizada en el Congreso- y reteniendo la suma hasta que el mandatario ucraniano anunciara públicamente que iba a investigar las acciones del hijo de Biden, rival de Trump en las elecciones de 2020.

El Departamento de Seguridad Nacional se había opuesto al congelamiento de los fondos por obvias razones. Hill, además, dijo que estaba resentida por la campaña de desprestigio contra la exembajadora de EE.UU. en Ucrania Marie Yovanovitch por cuenta del abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, de quien aún no se ha aclarado su rol como abogado personal en una cuestión de seguridad nacional.

Por su parte, el otro testigo del último día de declaraciones de esta semana, Holmes, empleado diplomático, testificó que almorzando en el mes de julio en Kiev con el Embajador en la Unión Europea Gordon Sondland, escuchó una conversación telefónica en la que Trump y el embajador hablaban sobre las “investigaciones” que Trump quería que su homólogo ucraniano Volodymyr Zelenskiy realizara. Holmes testificó que Sondland le dijo que a Trump solo le importaba las “cosas importantes” que le afectaban, como lo que Holmes denominó la investigación de Biden que Trump quería de Ucrania.

Pero las declaraciones más impactantes de la semana las escuchó el Cómite durante la declaración de boca del propio embajador Sondland quien pese a la firme negativa de la Casa Blanca y la insistencia hasta la saciedad del presidente Trump de que nunca hubo quid pro quo, contestó directamente y de forma fehaciente que sí lo hubo, es más, que todos lo sabían, y citó los nombres de varios importantes personajes de la camarilla de Trump.

UN PAÍS DONDE LO CORRECTO IMPORTA PERO SALE CARO

Otra de las deposiciones más notables y emotivas corrió a cargo del Teniente Coronel Vidman, principal asesor de Ucrania en el Consejo de Seguridad Nacional estadounidense. Vindman, un veterano de combate que recibió una condecoración Corazón Púrpura después de ser herido en Irak, compareció vestido de uniforme, pero se encontró bajo el ataque de los republicanos que cuestionaron su lealtad a los Estados Unidos. Vindman, quien llegó a América desde la Unión Soviética a los tres años, dijo que él y dos hermanos se habían alistado en el ejército por creer en la promesa estadounidense.  Cuando se le preguntó por qué no tenía miedo de testificar, Vindman dijo: “Congresista, porque esto es Estados Unidos, este es el país al que he servido y defendido, al que han servido todos mis hermanos. Y aquí, hacer lo correcto importa”, provocando los aplausos de la galería. Lo triste y cierto, es que el ejército ha tenido que proveer un lugar seguro para Vidman quien, por haber declarado, es víctima de amenazas de muerte por los seguidores radicales de Trump a raíz de haber cumplido con su deber de informar sobre lo que consideró una ilegalidad a sus superiores.

 

Los testimonios del martes proporcionaron evidencia del papel directo de Trump en la trama. Volker y un compañero testigo, el funcionario del Consejo de Seguridad Nacional, Tim Morrison, testificaron que Sondland estaba en comunicación regular con Trump. Tres testigos confirmaron que habían escuchado al presidente solicitar personalmente en su llamada de julio con Zelenskiy una investigación de Joe Biden y la coordinación con Giuliani.

TRUMP pierde LA PACIENCIA

El presidente Donald Trump ha pasado por una serie de emociones desde que los demócratas de la Cámara de Representantes iniciaron sus audiencias de juicio público la semana pasada sobre si amenazó con retener la ayuda de seguridad de Ucrania a menos que el país abriera investigaciones políticamente ventajosas, insinuando un delito de soborno, según más de media docena de allegados.

El miércoles, Trump actuaba frustrado, desafiante e inusualmente conciso. Llegando más de una hora tarde, el presidente salió de la Casa Blanca poco antes del mediodía, llevando algunas notas que escribió en papel de la Casa Blanca. Por una vez, se ciñó a los puntos que traía señalados con letras enormes y en rotulador.

“·¡No quiero nada! ¡No quiero nada!”, dijo Trump a los periodistas, respondiendo al testimonio revelador de Gordon Sondland, el embajador en la Unión Europea, que acababa de decir a los legisladores que todos sobrentendían que hubo un quid pro quo con respecto a Ucrania, incluso si el presidente nunca lo dijo directamente.  “No quiero quid pro quo”, reiteró. “Esta es la última palabra del presidente de los Estados Unidos. No quiero nada ”. Con eso, Trump se subió al helicóptero que lo esperaba y despegó.

Fue la última de una serie de reacciones de Trump siempre fluctuantes, -que pueden cambiar de un minuto a otro- a la investigación de juicio político. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, ha insistido reiteradamente en que el presidente está ocupado trabajando y que no tiene tiempo para ver los testimonio, mientras Trump se contradice en público diciendo que ha visto algo, o que no ha visto nada. Internamente, los asistentes de la Casa Blanca dijeron que estaba furioso porque Sondland implicó a casi todos los miembros del círculo íntimo de Trump, incluido el vicepresidente Mike Pence, el jefe de gabinete interino de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, y el secretario de Estado Mike Pompeo.  Trump se había mostrado furioso en privado y en público durante las semanas previas acusando a los republicanos de no estar haciendo lo suficiente para defenderlo. Pero eso cambió la semana pasada cuando comenzaron las audiencias y pudo ver las defensas de los aliados en Capitol Hill, incluidos los representantes Devin Nunes (California) y Jim Jordan (Ohio), quienes no han dado ni un momento a la hora de desprestigiar a los testigos acusándolos de falta de lealtad o de profesionalismo, aun siendo parte de su propio equipo.
En el primer día de audiencias públicas la semana pasada, Trump se sentía más optimista porque pensaba que William Taylor, el principal diplomático de EE.UU. en Ucrania, era un testigo inicial débil, dado que tenía poco conocimiento de primera mano de la situación, dijeron dos personas cercanas al presidente.  Pero el segundo día de las audiencias, se mostró frustrado después de que varias personas dentro y fuera de la Casa Blanca le dijeron que cometió un error al criticar a Marie Yovanovitch, la ex embajadora en Ucrania, mientras testificaba. Los demócratas lo acusaron de inmediato de intentar intimidar a una testigo, y son muchos dentro de su propio partido quienes le han instado que se mantenga alejado de twitter para no seguir metiendo la pata, un silencio que desespera aún más al mandatario.

EL PASO SIGUIENTE

Una pregunta planteada en la sesión del jueves, y no respondida definitivamente por los demócratas, es si será la última. El presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Adam Schiff, demócrata por California, que ha liderado esta fase de la investigación de juicio político, no ha concretado si la audiencia finalizará su parte del proceso. Es importante porque afecta el momento del equilibrio del supuesto programa de juicio político de los demócratas: una vez que el panel de Schiff concluya su trabajo, la acción podría pasar al Comité Judicial de la Cámara, que necesitaría iniciar y avanzar artículos de juicio político a la Cámara en pleno. Sin embargo, pese a toda la atención que está generando este juicio, no hay ninguna indicación de que la aportación de pruebas en contra de Donald Trump vaya a afectar el resultado de la votación en el Senado con una mayoría republicana donde, por ahora, sabemos que no va a proceder el impeachment del presidente.

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